Introducción
En este artículo examino la evolución y los desafíos del movimiento de mujeres afrodescendientes en América Latina y el Caribe, destacando su lucha por la visibilidad y la inclusión en esferas de poder. Desde la década de los ochenta, los movimientos feministas afrodescendientes han buscado visibilizar la doble discriminación que enfrentan y demandar medidas para su inclusión política y social. Las redes han sido esenciales para su “movimiento colectivo” y su lucha contra el sexismo persistente en los movimientos afrodescendientes y el enfoque exclusivo en el racismo.
Uno de los objetivos centrales ha sido garantizar la inclusión de las mujeres afrodescendientes en esferas de poder y toma de decisiones. A pesar de su activa participación en organizaciones y redes, su representación en cargos políticos sigue siendo limitada. Ellas han enfatizado la importancia de las leyes de cuotas y de mecanismos efectivos de participación para asegurar su inclusión en los procesos de toma de decisiones.
Pese a algunos avances, persisten desafíos significativos. La falta de respeto a acuerdos y mandatos internacionales, y la ausencia de un enfoque interseccional en las políticas públicas, continúan limitando el logro de la justicia y la igualdad.
El deseo de “moverse colectivamente”
El movimiento de mujeres afrodescendientes de la región ha buscado visibilizar “la situación particular de las mujeres afrodescendientes, por su lucha antirracista y de autoidentidad”, no siempre reconocida por el movimiento feminista (hegemónico). Al mismo tiempo, ha cuestionado la “persistencia de rasgos sexistas en el movimiento afrodescendiente y su enfoque basado exclusivamente en el racismo como principal foco de la lucha social de las poblaciones afrodescendientes” (CEPAL, 2020: 62).
Diversos encuentros y congresos llevados a cabo desde la década de los ochenta dan forma a la historia de los movimientos feministas afrodescendientes en la región. Su objetivo: abordar la doble discriminación que enfrentan las mujeres afrodescendientes y la demanda de medidas para poner fin a su exclusión política y social. Las redes ha sido su principal forma de “moverse colectivamente”, en palabras de Claudia Miranda (2018).
Las mujeres afrodescendientes en las esferas de poder
Garantizar la inclusión de las mujeres afrodescendientes en las esferas de poder y toma de decisiones ha sido una de las principales demandas de la agenda de mujeres afrodescendientes. Y es que ellas siguen estando subrepresentadas en la esfera política (en cargos de elección política, así como en cargos relacionados con las funciones ejecutiva, legislativa y judicial de los Estados, tanto a nivel nacional como subnacional). Como señala la CEPAL, “la participación de las mujeres afrodescendientes sigue siendo muy limitada y contrasta con su presencia activa en organizaciones y redes regionales, nacionales y subnacionales” (2019: 62).
Organizaciones como la Plataforma Política de Lideresas Afrodescendientes ante el Decenio Internacional de los Afrodescendientes ha reiterado “la necesidad de garantizar la inclusión de las mujeres afrodescendientes en las esferas de poder y toma de decisiones, incluidas las exigentes leyes de cuotas, así como en los mecanismos de participación en los órganos de la sociedad civil” (CEPAL, 2019: 62).
Fuerza de semilla de mujeres que germina y se multiplica
“Para las mujeres afrodescendientes, su identidad étnico-racial, cruzada con el hecho de haber nacido mujer y a la vez moldeada a través de un proceso relacional de opresión, se ha convertido en un semillero político y cultural que es el punto de partida de diferentes formas de resistencia que marcan la historia de la población afrodescendiente en América Latina y el Caribe” (CEPAL, 2020: 60). Se trata de “presencias que inspiran”, como diría Claudia Miranda (2018) en su hermosa despedida a Marielle Franco, política brasileña feminista que luchó por los derechos de los grupos marginados de Río de Janeiro. Marielle. Como ella, varias lideresas en Colombia han sido asesinadas debido a su incansable lucha por el derecho a la tierra, la defensa del ambiente, los derechos humanos, el trabajo a favor de las poblaciones desplazadas, la defensa de las comunidades afro. Todos, crímenes políticos, según Michel Forst, relator especial para los derechos humanos (BBC Mundo en Colombia, 2020).
Una “marea” de posibles sueños
En el caso del Ecuador, es a finales de los años noventa cuando se conforma la Coordinadora Nacional de Mujeres Negras con el objetivo de combatir la desigualdad que enfrentan como mujeres y como afros. Las mujeres negras buscan una sociedad que las deje vivir en paz y respeto, participar en espacios de generación de políticas públicas, disfrutar de salud integral, educación con identidad y trabajar dignamente. Ellas desean ver plasmados sus anhelos de lucha frente a las inequidades y las desigualdades. Se reconocen a sí mismas como mujeres con identidad militante, entes reflexivas y propositivas en sus comunidades, mujeres activas en las organizaciones, optimistas frente al futuro. Se trata de una lucha organizada de quienes, tras vivir históricamente excluidas, deciden organizarse para emprender la exigibilidad de sus derechos (CONAMUNE, 2015), una “marea de posibles sueños”, en palabras de Claudia Miranda (2018).
La Agenda Política de las Mujeres Afrodescendientes (2018) es considerada como el instrumento político, para el posicionamiento de las demandas de las mujeres afroecuatorianas. Sus ejes estratégicos se orientan a: fortalecer y garantizar la participación política de las afrodescendientes; abordar los problemas que perpetúan la desigualdad debido a la migración de la población afroecuatoriana; promover el ejercicio del derecho a la salud, incluida la medicina ancestral, los derechos sexuales y reproductivos, y una vida libre de violencia de género; fortalecer la cultura, identidad y cosmovisión; crear medidas para defender y asegurar el territorio, la vivienda y la soberanía alimentaria; procurar el acceso a la educación de todos los niveles para los afroecuatorianos; y, crear estrategias para empoderar a las niñas y jóvenes afroecuatorianas para que sean las gestoras del fin del ciclo de la desigualdad y la violencia (El Comercio, 2018).
En el ámbito de la autonomía en la toma de decisiones de las mujeres afrodescendientes, la región muestra un bajo porcentaje de mujeres negras en los parlamentos. La Asamblea Nacional del Ecuador solo cuenta con tres mujeres afrodescendientes entre sus integrantes. Según la Coordinadora Nacional de Mujeres Negras del Ecuador (CONAMUNE), las mujeres afroecuatorianas todavía no están adecuadamente representadas en los espacios de elección popular (CEPAL, 2018).
El Comité de la CEDAW recomendó al Ecuador en el año 2015 que aplique “medidas especiales y temporales para aumentar la participación de las mujeres indígenas y afro ecuatorianas en la vida pública, entre otras cosas fijando cuotas obligatorias e impartiendo formación específica sobre la participación en la vida pública” y que fortalezca y garantice “la participación política de las mujeres afro descendientes, mediante la creación de escuelas de participación política y liderazgo”. Con base en estas directrices, la Agenda Nacional de las Mujeres y Personas LGBTI del Ecuador propone “Fortalecer a la CONAMUNE para la incidencia política de las mujeres en las instancias del Estado Ecuatoriano y para el cumplimiento de la Agenda Política de Mujeres Afro ecuatorianas” y “Propiciar la creación del movimiento político de mujeres afro ecuatorianas” (Consejo Nacional para la Igualdad de Género, 2018).
Aun cuando las mujeres negras reconocen haber logrado avances significativos, estos, muchas veces, son inciertos. Los acuerdos y mandatos existentes, tanto locales como nacionales e internacionales no son respetados. Prevalecen la discriminación, el racismo y el machismo (CONAMUNE, 2015).
El punto de vista de las mujeres afrodescendientes “se ha incorporado, aunque de manera intermitente y esporádica, a la gestión pública en las últimas décadas. No obstante, el enfoque interseccional a menudo está ausente de los planes y programas diseñados e implementados por los Estados. El desafío actual es que los Estados muestren un compromiso sostenido y transversal para integrar esa perspectiva”, sostiene la CEPAL (2019: 63).
A modo de conclusión
A pesar de los esfuerzos llevados a cabo y los avances alcanzados por los movimientos de mujeres afrodescendientes en América Latina y el Caribe, la implementación de sus propuestas sigue siendo un desafío para los Estados.
El estado ecuatoriano no ha podido incorporar de manera efectiva las demandas de las mujeres negras/afrodescendientes. La persistencia de la discriminación, el racismo y el machismo, junto con la falta de un enfoque interseccional en las políticas públicas, impide el abordaje integral de sus necesidades y aspiraciones.
El estado ecuatoriano está en deuda. Se requiere de un compromiso sostenido y transversal por parte del Estado para garantizar la justicia y la igualdad prometidas, respetando los acuerdos y mandatos nacionales e internacionales que buscan superar desigualdades históricas.
Referencias
BBC Mundo en Colombia (2020). ONU en Colombia | “Los asesinatos de líderes sociales son crímenes políticos”: Michel Forst, relator especial para los derechos humanos.
CEPAL (2018). Mujeres afrodescendientes en América Latina y el Caribe. Deudas de igualdad. Santiago.
CEPAL (2020). Afrodescendientes y la matriz de la desigualdad social en América Latina Retos para la inclusión. Santiago.
CONAMUNE (2015). Agenda política de las mujeres afrodescendientes del territorio ancestral afroecuatoriano de las provincias de Imbabura y Carchi.
Consejo Nacional para la Igualdad de Género (2018). Agenda Nacional de las Mujeres y personas LGBTI. Quito.
ElComercio.com (2018). La Coordinadora Nacional de Mujeres Negras lanzó su agenda. En: https://www.elcomercio.com/tendencias/coordinadoranacionaldemujeresnegras-agenda-activistas-derechos.html.
Miranda, Claudia (2018). O último abraço. Folha. Disponible en: https://anistia.org.br/informe/o-ultimo-abraco-a-experiencia-de-ter-sido-profesor-de-marielle-franco/
Portada: foto tomada de https://n9.cl/3zzuy
Doctora en Jurisprudencia por la Universidad de Cuenca. Obtuvo un Maestría en Género y Desarrollo en la misma universidad. Posee un Doctorado (Phd) en Derecho por la Universidad Andina Simón Bolívar. Fue Directora del Instituto Nacional de la Niñez y la Familia, en Azuay, Cañar y Morona Santiago. Secretaria Ejecutiva del Concejo Cantonal de la Niñez y Adolescencia de Cuenca. Se desempeñó también como Jueza Provincial de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia del Azuay. Laboró en el Municipio de Cuenca y en el Gobierno Provincial del Azuay. Autora de artículos y libros sobre derechos y género. Ha participado como ponente y coordinadora en seminarios nacionales e internacionales vinculados a su campo de estudio e investigación