Mientras persista la subordinación de las mujeres negras dentro de las opresiones interseccionales de raza, clase, género, sexualidad y nación, el feminismo negro seguirá siendo necesario como respuesta activista a esa opresión.
Patricia Hill Collins
Introducción:
Dice Hill Collins (2012) que el propósito global del pensamiento feminista negro es resistir a las ideas y prácticas que justifican la opresión, empoderar a las mujeres en un contexto de injusticia social sostenida por opresiones interseccionales; y, apoyar principios generales de justicia social que trascienden las necesidades particulares de este grupo.
En este artículo exploro las contribuciones del feminismo negro a la agenda antirracista, destacando su papel crucial en la resistencia contra las opresiones interseccionales que afectan a las mujeres negras/afrodescendientes. Me interesa subrayar cómo el feminismo negro proporciona un marco teórico y práctico vital para enfrentar la opresión y promover la justicia social en un contexto interseccional y global.
1. La oralidad del relato. La oralidad, como medio para hacer públicas las necesidades de diversos colectivos de mujeres negras, forma parte del conjunto de aportaciones del feminismo negro. Tal es el caso del rol jugado por Sojourner Truth, pionera del feminismo negro, quien sin el apoyo de una obra escrita logró expresar los intereses y las luchas de las mujeres negras de su tiempo. También los textos (no escritos) del blues femenino aparecen como el vehículo de expresión de las ideas producidas por las mujeres pobres y de clase trabajadora en los años veinte del siglo pasado. Se trata de discursos no-escritos que permiten traducir las necesidades de las mujeres como colectivo y promover su empoderamiento (Jabardo Velasco, 2012).
2. La generación de pensamiento como un ejercicio de deconstrucción y reconstrucción. Para dejar de ser constituidas como objetos y pensarse como sujetos, las mujeres negras tuvieron que tomar la palabra, recuperar la voz y generar un nuevo discurso. Este proceso implica evidenciar cómo han sido excluidas de la categoría “mujeres”, para reconstruirse desde otras categorías. Pero también desde las experiencias postcoloniales se cuestionan las categorías raciales cerradas sobre las que se ha construido el pensamiento feminista negro, se demanda reconocimiento al margen de estas categorías y se reivindica otras formas de otredad (Jabardo Velasco, 2012).
3. La creación de una epistemología alternativa. El pensamiento feminista negro promueva la articulación de conocimiento, conciencia y empoderamiento. Es la perspectiva de las mujeres negras sobre su propia opresión la que está en la base del feminismo negro. La autoidentificación es el primer paso para el empoderamiento de las mujeres negras, en tanto colectivo de lucha. Permite re-expresar la conciencia que frecuentemente ya se encuentra en la vida cotidiana (M. Jabardo Velasco, 2012). Se trata de un proceso contextual: así como las condiciones históricas son cambiantes, también lo son los vínculos entre las experiencias de las mujeres negras y cualquier conciencia de grupo en relación con esas experiencias (Hill Collins, 2012).
4. La diversidad de respuestas frente a retos comunes. Si bien temas como la vivienda, los barrios, las escuelas, los trabajos, la vulnerabilidad a las agresiones en el ámbito público y privado, su representación en los medios de comunicación constituyen el legado de lucha de las mujeres negras –legado de lucha que constituye uno de los principales elementos del “punto de vista” de las mujeres negras–, no obstante, son diversas las respuestas a los temas centrales que caracterizan los saberes o el “punto de vista” de las mujeres negras como grupo (Hill Collins, 2012).
5. Diálogo entre la acción y el pensamiento. Como miembros de un grupo oprimido, las mujeres negras han desarrollado prácticas y conocimientos alternativos para promover el empoderamiento grupal. La lucha por un feminismo negro autodefinido se produce a través de un diálogo en curso a través del cual la acción y el pensamiento se dan forma el uno al otro. El pensamiento feminista negro estimula una nueva conciencia que utiliza el conocimiento cotidiano. Afirma, rearticula y proporciona un vehículo para expresar en público una conciencia que a menudo ya existe (Hill Collins, 2012).
6. La relación entre las intelectuales negras y la comunidad de mujeres afroamericanas hace del pensamiento feminista negro una teoría social crítica. Se trata de un proceso en el que se aplican las acciones y experiencias cotidianas en el trabajo teórico. El conocimiento común, menospreciado, compartido por las afroamericanas, es articulado por el pensamiento feminista negro. A su vez, la conciencia de las mujeres negras puede ser transformada por dicho conocimiento especializado (Hill Collins, 2012).
7. El feminismo negro es dinámico y cambiante. Las condiciones sociales cambiantes que confrontan las mujeres afroamericanas estimulan la necesidad de nuevos análisis feministas negros sobre las diferencias que caracterizan la feminidad negra (Hill Collins, 2012).
8. El feminismo negro forma parte del proyecto general de justicia social. Las luchas de las mujeres negras son parte de una lucha más amplia por la dignidad humana, el empoderamiento y la justicia social. En un contexto de opresiones interseccionales, el feminismo negro requiere de la búsqueda de la justicia no sólo para las mujeres negras, sino para todos (Hill Collins, 2012).
9. Retos comunes en un contexto transnacional. La historia diaspórica negra coloca los análisis de las mujeres negras en el contexto de los retos comunes experimentados transnacionalmente (Hill Collins, 2012).
A modo de conclusión:
El feminismo negro nos ofrece un marco para comprender y abordar las complejas dinámicas de la opresión interseccional que enfrentan las mujeres negras/afrodescendientes. A través de sus diversas contribuciones, desde la oralidad del relato hasta la creación de una epistemología alternativa, el feminismo negro no solo proporciona una plataforma para visibilizar y enfrentar las injusticias específicas, sino que también impulsa una lucha más amplia por la justicia social. Su capacidad para generar nuevos discursos, promover un diálogo continuo entre acción y pensamiento, y adaptarse a las condiciones sociales cambiantes refleja una teoría crítica y dinámica que desafía y transforma las estructuras de poder existentes. El pensamiento feminista negro no solo resiste las opresiones particulares, sino que también se integra en el proyecto más amplio de justicia social, abogando por un mundo más justo para todas las personas.
Referencias bibliográficas
Mercedes Jabardo (2012). Introducción. Construyendo puentes: en diálogo desde / con el feminismo negro. En: Sojourner Truth y otras, Feminismos negros. Una antología. Madrid: Traficantes de Sueños, p. 27-56.
Patricia Hill Collins (2012). Rasgos distintivos del pensamiento feminista negro. En: Sojourner Truth y otras, Feminismos negros. Una antología. Madrid: Traficantes de Sueños, p. 99-134.
Doctora en Jurisprudencia por la Universidad de Cuenca. Obtuvo un Maestría en Género y Desarrollo en la misma universidad. Posee un Doctorado (Phd) en Derecho por la Universidad Andina Simón Bolívar. Fue Directora del Instituto Nacional de la Niñez y la Familia, en Azuay, Cañar y Morona Santiago. Secretaria Ejecutiva del Concejo Cantonal de la Niñez y Adolescencia de Cuenca. Se desempeñó también como Jueza Provincial de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia del Azuay. Laboró en el Municipio de Cuenca y en el Gobierno Provincial del Azuay. Autora de artículos y libros sobre derechos y género. Ha participado como ponente y coordinadora en seminarios nacionales e internacionales vinculados a su campo de estudio e investigación