A ciertas personas no les gustará el título de este artículo, bajo el argumento de que se ha llegado al fin de las ideologías, o que en la época actual ya no se sabe qué significa derecha e izquierda, pero amplios sectores sociales siguen utilizando dichas categorías y mucho más en el ámbito internacional.
En el espectro político de las derechas e izquierdas, existe una variedad de matices y cambios en los referentes, contenidos y paradigmas. Sirven entre otras líneas de diferenciación, las relacionadas con los ámbitos de lo estatal, público, privado, comunitario y común; equidad de género, opciones sexuales, vida reproductiva; derechos de la naturaleza, agua, ambiente, salud, educación, alimentación, cambio climático, marginalidad, exclusión social, pobreza, igualdad y libertad, libertad y seguridad, distribución del poder en el territorio, participación ciudadana, plurinacionalidad e interculturalidad, Estado y, autonomía privada, soberanía, autodeterminación y organización mundial.
En la orilla de las derechas, se expresan posiciones del conservadurismo, liberalismo, neoliberalismo, libertarismo, populismo autoritario y el neofascismo; mientras que, en las izquierdas, se expresan posiciones de ancestro socialista y comunista, trotskismo, maoísmo, guevarismo, marxismo latinoamericano, izquierda cristiana, concepciones decoloniales, indigenistas, feministas y ecologistas.
La complejidad de los problemas del mundo, la globalización, la multipolaridad, la crisis de civilización planetaria, el colapso climático y las disputas geopolíticas mundiales, generan una diversidad de paradigmas filosóficos, culturales, científicos, teóricos e ideológicos, rebasando el dualismo entre capitalismo y socialismo estalinista. El mismo tránsito hacia el Estado Social y el derrumbe del Estado Soviético, generaron más complejidades en las concepciones políticas contemporáneas.
Los sistemas políticos partidarios del mundo han cambiado, nacen y mueren rápidamente partidos y movimientos, surgen nuevas formas organizativas y las redes sociales tienen un desempeño protagónico.
Hoy las derechas, al menos en el discurso, recogen postulados sociales de la izquierda, para ampliar su influencia y base de apoyo político electoral: mientras, las izquierdas tratan de matizar el estatalismo. El socialismo no puede confundirse ni con el capitalismo de Estado ni con el populismo autoritario de burocracias enriquecidas con los negociados alrededor del Estado.
En el país, los partidos y movimientos políticos, sufren descomposición, descrédito ciudadano, pérdida de identidad, algunos están contaminados con la delincuencia organizada, reducidos a propiedad privada de dueños o condueños, que contratan su uso, goce y disfrute para conservar el registro del partido convertido en fuente de aprovechamiento personal o grupal.
En medio de este descalabro político, agrupaciones como el PSC, RC5, ADN y Pachakutik, podrían ser los ejes principales de articulación de alianzas. El PSC está en una fase de agotamiento político, el movimiento RC5 está afectado por el caudillismo correísta, que le absorbe toda su energía, le asfixia y le lleva a la implosión, rematándose su crisis con la priorización que hace su líder de alianzas con otras fuerzas de derecha; y en el caso del ADN su política reproduce más de lo mismo del pasado, de lo viejo, aunque con un líder joven.
En el caso de Pachakutik, no ha podido desarrollar su concepción de la plurinacionalidad, e interculturalidad, ha reducido su representación social y política, su dirigencia no dio atención a la formulación de un programa agrario vinculado a la economía familiar campesina comunitaria, pescadores artesanales, pequeños y medianos productores, sectores montubios y afroecuatorianos, cuyos representantes construyeron el proyecto de Código Orgánico de Soberanía Alimentaria (COSAL). Iza propone superar el dualismo entre correísmo y anticorreismo.
Claro que hay que superar el correísmo y el anticorreísmo, porque ni la nueva derecha populista autoritaria, ni la vieja derecha oligárquica, garantizan la ejecución del régimen de desarrollo formulado en la Constitución de Montecristi, pero para ello hay que construir una alternativa en la que confluyan todos los sectores democráticos del país. En la última reunión de las izquierdas, ni son todos los grupos que estuvieron, ni estuvieron todos los grupos que debían estar.
Una alternativa democrática debe incluir al más amplio espectro social. La confluencia programática debe construirse sobre la base de la defensa de los derechos humanos y de la naturaleza, la equidad de género, el fortalecimiento de la seguridad social, la salud y educación pública, el privilegio de la educación de la niñez, la lucha contra la corrupción y la depuración del sistema político, el combate a la inseguridad y la delincuencia desde políticas públicas integrales y el ejemplo de la rectitud del gobierno.
La construcción de una tercera vía no puede reducirse a alianzas estrechas y sectarias, y debe fundarse en un verdadero diálogo ciudadano, una alianza y plataforma social, cuya fortaleza ética pueda conducir al Ecuador por una senda diferente, con más democracia, fortalecimiento de la producción y aplicación irrestricta de la constitucionalidad y legalidad.
Asesor jurídico, articulista de “El Mercurio”. Participa en algunas organizaciones ciudadanas como el Cabildo del Agua de Cuenca, el Foro por el Bicentenario de Cuenca y en una comisión especial para elaborar el Sistema Nacional Anticorrupción.