Hoy se conmemora el Día Internacional de la Mujer, en condiciones en que las mujeres a nivel mundial son las que finalmente soportan el peso de la injusticia social, el hambre, las consecuencias de las guerras, genocidios, migraciones forzadas, desalojos y devastación de tierras agrícolas y de habitas naturales y los efectos del narcotráfico, el crecimiento de la drogadicción y la violencia del crimen organizado internacional.
Hoy especialmente se debe pensar en las madres que pierden a sus a sus hijos e hijas en las guerras, como las mujeres ucranianas y rusas, las viudas y masacradas en el genocidio de Gaza y las madres judías secuestradas, miles de niños y jóvenes muertos en brazos de esas madres, y que decir de la violencia y el discrimen que sufren las mujeres en los Estados teocráticos musulmanes, o la acción violenta de facciones fanáticas y terroristas en el poder de algunos Estados.
En general a nivel del sistema mundial socio económico la mujer es la principal víctima de la violencia estructural en los países sin distinción de signo ideológico-político, es decir, víctimas de una civilización y cultura agonizante destructora de la vida, más claramente donde campea el desprecio y valor de la vida en todas sus formas.
Violencia estructural de la civilización mundial que tiene como base la explotación del ser humano por sus semejantes, el despojo de posesión y propiedad de los más débiles y en ese contexto la discriminación y acoso laboral de la mujer, su mal trato y acoso sexual, situación abusiva, despótica, machista y patriarcal que se proyecta en todas las relaciones políticas, sociales y culturales.
Y que decir de la situación particular de la mujer en nuestro país, más específicamente de las mujeres de los barrios urbano marginales y de la ruralidad, donde la responsabilidad alimentaria y el cuidado de los hijos y la familia recae sobre todo en las madres. Los estudios e investigaciones sobre la soberanía alimentaria evidencian el rol cada vez más preponderante de las mujeres en la actividad agropecuaria y que decir en las zonas y familias que afrontan la migración.
Estas realidades demandan políticas públicas que apunten a dar soluciones estructurales, reales y concretas con participación de las mujeres, pero sin demagogia ni politiquería, es decir con sinceridad, autenticidad y ejemplo de las autoridades y servidores públicos, todo con la perspectiva de lograr sobre todo un cambio cultural de la sociedad. Esperemos que este día sirva para una reflexión profunda sobre la situación de la mujer, más allá de actos y saludos formales y del aprovechamiento mercantil del día de la mujer.
Foto tomada de http://www.manosunidas.org
Asesor jurídico, articulista de “El Mercurio”. Participa en algunas organizaciones ciudadanas como el Cabildo del Agua de Cuenca, el Foro por el Bicentenario de Cuenca y en una comisión especial para elaborar el Sistema Nacional Anticorrupción.