“…/ La Constitución de la República del Ecuador, en el preámbulo nos invita a Construir: “una sociedad que respeta, en todas sus dimensiones, la dignidad de las personas y colectividades” y es precisamente porque el día de hoy nos congrega a trabajar por la defensa de los derechos humanos y de la naturaleza, una defensa basada en el respeto al otro y a la otra, al de diferente cultura, a quienes han tenido que cruzar fronteras y dejar su patria para reconstruir en esta su vida, quienes estudian, trabajan, por quienes pasan su vida en un hospital, quienes tienen capacidades diferentes, a quienes tienen opción sexual diversa, quienes sueñan cada noche con recuperar la libertad mientras cumplen una condena; nuestro trabajo es por quienes también entregan su vida para ayudar a las y los demás desde su actividad, profesión, organización, por quienes un día se vieron obligados/as a emigrar y hoy han retornado a su patria; en definitiva nuestro trabajo es por todas y todos los seres humanos que habitan en el territorio nacional con todas sus diversidades y derechos específicos. La razón de ser y hacer de nosotros y nosotras las y los servidores públicos, es la ciudadanía. Es por esto que la propuesta consiste en asumir el reto de garantizar el pleno ejercicio de los derechos humanos, el mismo que se ha convertido en uno de los mayores desafíos…/
Este extracto consta en el prólogo de un trabajo realizado cuyo título es “Manual de derechos humanos para servidoras y servidores públicos del Ministerio del Interior firmado y dirigido por José Serrano Salgado, en 2012 y he aquí que la salud mental de la población ecuatoriana ha devenido en una catástrofe de sin iguales consecuencias; es decir las palabras y buenas intenciones significan, nada más ni nada menos, que una cortina de humo que oculta las diversas realidades de nuestro país.
Los derechos de la naturaleza, con todo lo que ello implica, y los derechos humanos son, despiadadamente, invisibilizados y vulnerados a cada instante. El estado de putrefacción de nuestra sociedad a raíz de la invasión del narcotráfico y sus cinco bandas internacionales, sumado al terror permanente de las noticias son hechos que inciden en la psique de la ciudadanía en general. Obviamente no vamos a topar en profundidad el tema porque no nos corresponde, pero un llamado de atención al lector sobre el autocuidado es indispensable puesto que la fe en los diversos estamentos de poder, ministerios de salud, del interior, de gobierno y otros ha fenecido de muerte violenta y antinatural.
“El infierno está empedrado de buenas intenciones” dice un refrán popular y es así como la confianza en las acarameladas palabras de los candidatos a la presidencia de esta patria huayrapamushca, hija del viento, desaparece en medio de su verborrea
Las diferentes adicciones adquiridas en los últimos años por la sociedad civil son palpables: alcoholismo, tabaquismo, redes sociales, drogas duras como la heroína, cocaína y marihuana, entre otras, provocan que la depresión emocional, el suicidio, los accidentes de tráfico, el maltrato a la mujer y la violencia doméstica, sean cotidianos. Y en este panorama los niños, jóvenes y adultos mayores son las primeras víctimas.
Entonces, más allá de las soluciones que pudiera ofrecer un gobierno, manejado como narcoestado, somos individualmente nosotros los que tenemos la prioridad del autocuidado en el hogar; no podemos esperar respuestas desde afuera, la pandemia nos enseñó que la única solución es integral y depende de nosotros.
El territorio nacional fue entregado en bandeja de plata a las mafias y el habitante se quedó pasmado, al comienzo, luego la depresión hizo su agosto al mirarse impotente frente a los gobiernos de turno. Los poderes, la institucionalidad, la asamblea, significan la punta del iceberg del desastre mental que hoy asola nuestro país.
Los profesionales médicos no dan abasto a la población enferma y sus padecimientos, tanto físicos como mentales, y no hablemos de aquellos seres que no tienen ningún lugar en la sociedad, abandonados de dios y del diablo, el círculo se completa con curanderos, estafadores y obviamente la droga.
Los hábitos saludables de la ciudadanía tienen la prioridad; para ello todos y cada uno de nosotros tenemos la obligación de ejercerlos. La lucha es diaria, pero es la única manera de sobrevivir a estos tiempos infernales del desprecio.
Poeta. Gestora cultural. Articulista de opinión. Ha recibido varios premios de poesía y al mérito laboral. Ha sido jurado en diversos certámenes nacionales e internacionales. Ha publicado diversas obras, así como Literatura infantil, Sus textos han sido traducidos a varios idiomas y figuran en diversas antologías nacionales y extranjeras.