RED
A transcurrido poco menos de un mes desde que escribí en este mismo espacio, que quería votar sí a la Asamblea Constituyente, pero ante la perspectiva de que quienes vayan a elaborar la vigésima primera Constitución de la República, puedan ser iguales o peores a los que hoy son asambleístas, me asaltaban dudas, pues se sentía como dar un salto al vacío, sin paracaídas ni cuerda que nos sostenga.
Dije también que dudaba que las tiendas políticas que vayan a postular candidatos se decantasen por gente con conocimientos, inteligencia, solvencia, probidad y experiencia.
En estas semanas ha habido espacio para escuchar pronunciamientos diversos, para la reflexión y el análisis, pues creo que así se debe tomar la decisión, revisando pros y contras, responsabilizándonos de nuestro voto.
Hay quienes dicen que se debe defender la Constitución a ultranza, porque el cambio pone en riesgo los derechos garantizados en la actual. Otros simplemente no quieren cambiar nada porque les sirve lo que está.
Se ha dicho –entre otras cosas- que aunque la Constitución debería cambiarse, no es el mejor momento para celebrar una Constituyente; que el proceso hasta aprobar o negar la nueva Carta Magna, estaría marcado por una gran inestabilidad, que ahuyenta la inversión y la generación de empleo; que con cambios a la actual la situación iría a mejor, etc.
Al respecto:
- Nunca será el momento ideal, no es cuestión de generar condiciones específicas que consigan el consenso nacional para apoyar la elaboración de una nueva constitución, siempre habrán voces a favor y en contra.
- La inestabilidad lamentablemente es una constante en el país, las reglas existentes no son atractivas para la inversión, tenemos graves problemas de criminalidad, falta de seguridad jurídica, crisis institucionales difíciles de resolver con el actual marco constitucional y legal.
- Se pueden hacer reformas o enmiendas a la actual, pero a través de ellas no es posible por ejemplo eliminar funciones del Estado, ni instituciones como el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social.
Las dudas no han desaparecido, una Constitución por sí misma no resuelve nada, sin embargo como dice el dicho popular, no hay peor gestión que la que no se hace, no podemos seguir como estamos y esperar que las cosas cambien, entonces, me apunto a correr el riesgo de intentar acordar un nuevo pacto social.
Pensando con cabeza fría, creo que debemos dar el salto al vacío y una vez más, como ya estamos acostumbrados, ser optimistas y esperar que aunque no hay paracaídas ni cuerda que nos sostenga, caeremos sobre una red que impida nos estrellemos contra la tierra, las brasas o el mar embravecido. Esa red es responsabilidad de los partidos y movimientos que postulen a los aspirantes a asambleístas constituyentes que son los que deberán tejerla.
Hay diez días más – menos para decidir si aún no lo han hecho, ejerzamos nuestro derecho con responsabilidad, no nos dejemos llevar, no convirtamos la consulta y el referéndum en un evento de apoyo o rechazo al Presidente, esa práctica ha perjudicado enormemente al país.
Si el 16 de noviembre gana el sí, sigamos insistiendo en la responsabilidad que tienen las tiendas políticas de proponer candidatos que merezcan nuestra confianza, que tengan las aptitudes, conocimientos y experiencia necesaria para integrar la Asamblea Constituyente; si el voto de la mayoría la aprueba, propongo que estemos atentos, que opinemos, que si es posible aportemos.
Si la respuesta mayoritaria es no, habremos perdido una valiosa oportunidad para cuestionar el statu quo, y quizá como dice Irene Vallejo: “como sabían los griegos, si disminuye entre los ciudadanos el interés por cuestionar, lo sustituyen intereses cuestionables”.
Portada: imagen tomada de https://www.bbc.com/
Mujer estudiosa y analítica, lectora atenta y escritora novel. Doctora en Jurisprudencia y Abogada – Universidad de Cuenca, Máster en Gestión de Centros y Servicios de Salud – Universidad de Barcelona, Diplomado Superior en Economía de la Salud y Gestión de la Reforma – Universidad Central del Ecuador. Docente de maestría en temas de políticas públicas y legislación sanitaria –Universidad Católica de Santiago de Guayaquil; en el área de vinculación con la sociedad, legislación relacionada con el adulto mayor – Universidad del Adulto Mayor. Profesional con amplia experiencia en los sectores público y privado, con énfasis en los ámbitos de legislación, normativa y gestión pública.