
UNA NUEVA AVENTURA CONSTITUYENTE
El país se encamina a definir si hacemos o no una nueva asamblea constituyente para que redacte una nueva constitución, la que, una vez lista tendría que ser aprobada por la votación popular, a riesgo de que no lo sea.
La vaina es que en el Ecuador hemos tenido tantas constituciones que constitucionalistas, historiadores y abogados no ponen de acuerdo en cuántas mismas son: unos dicen que veinte otros que diecinueve, porque en el maremagnum hay constituciones con menos de un año de vigencia: la de 1938, desechada a solo dos meses de su expedición.
Golpes de estado, transformaciones políticas y rupturas clamorosas del orden constitucional motivaron que hayamos tenido una asamblea constituyente tras otra; una carta magna tras otra y porque las constituciones hayan sido malas, sino por nuestra inveterada mala costumbre de desobedecer sus preceptos y de modo tan clamoroso que hemos creído que a punta de constituyentes se podía remediar esa conducta, lo que no ha resultado nunca porque enseguida llegaba una nueva desobediencia clamorosa.
Así que el presidente nos convoca a una nueva aventura constituyente que, es de temer, servirá de poco mientras no se nos cure la mala costumbre de romper las normas, la de que por protervos intereses personalistas y de partidos violentemos la Ley y el Derecho de manera hasta torpe.
Ciertamente que en la Carta Magna urge reformar ese malhadado experimento del Consejo de Paticipación Ciudadana, ajustar la normativa electoral que no tiene por qué ser poder y convine, cuanto antes, que haya mayor representación de todos los partidos en el CNE, pero en cuanto a los derechos y al régimen del buen vivir conveniente dejarlos intactos.
A lo sumo, los derechos de la persona deben reubicarse en un sitio preferente. Por lo demás, más allá de una presentación más ordenada, no hay que tocar la parte dogmática de los derechos, a despecho de que personajes como Alberto Acosta quieren seguir aumentándolos a la ya complicada constitución.
Técnica Constitucional aparte, los otros riesgos de la maniobra del débil gobierno de Noboa que quiere fortalecerse con la constitución, es que pierda: que pierda la consulta y que aún ganándola le resulte una constituyente correísta y más aún, pierda el referéndum.
El pueblo ecuatoriano no vota por la conveniencia o no de los temas consultados; en Ecuador votamos a favor o en contra del presidente de turno: así fue que perdió León, perdió Sixto, perdió Lasso… y tal como está el pronóstico del clima electoral, en el terreno noboísta hay nubarrones negros con posibilidad de inundaciones con tormenta eléctrica. (O)
Portada: imagen tomada de https://n9.cl/aqqjo

Periodista, comunicador social, abogado. Hoy, Periodista de Academia TV. Laboré 27 años en medios locales como editor, redactor y reportero. Diarios El Mercurio, La Tarde y El Tiempo; revista Tres de Noviembre del Concejo Cantonal de Cuenca; radios El Mercurio, Cuenca y América.