
NOBOA EN EL LABERINTO DE LA POLARIZACIÓN Y EL ODIO
Nadie desconoce la situación de crisis y complejidad que el presidente Noboa heredó y asumió de la historia pasada y reciente del Ecuador. A pesar de sus declaraciones de que sabía en lo que se metía y cómo afrontar los retos de la violencia, el crimen organizado, la corrupción, la crisis judicial, económica, energética, la falta de empelo y crecimiento de la economía, etc., la verdad es que a pesar de haberse mostrado seguro y autoritario, tras ya dos años de su presencia en el poder, las cosas en el país no mejoran.
Por el contrario, el ambiente general de la convivencia nacional ha ido de mal en peor, tanto que, en estos momentos, el gobierno se encuentra entrampado en el laberinto heredado sí, pero al que él mismo ha contribuido a laberintizar aún más creando enemigos a quienes culpar de su propio entrampamiento: el crimen organizado, el correísmo, los jueces de la corte constitucional, la misma constitución y en estos últimos días los indígenas. El presidente Noboa no está solo en ese laberinto, que lejos de lograr la paz y la armonía de los ecuatorianos, alimenta la espiral de violencia; le acompaña una nube de opinadores en medios y redes sociales que beben de los extremismos de ciertas élites económicas que pretenden, anacrónicamente, en este 12 de octubre de 2025, justificar los errores y horrores de la conquista española atribuyéndose la superioridad civilizatoria de los blancos y el derecho a dominar a los pueblos tribales y primitivos.
Tampoco esta peligrosa tendencia, que pretende posicionarse como discurso dominante, ante la persistencia del crimen organizada que el gobierno de Noboa no ha logrado controlar, es un asunto de estas latitudes de la mitad del mundo, todo lo contrario, hace coro con el ambiente y las tendencias destructivas que envenenan las tensiones geopolíticas; es clara y evidente la alineación del actual gobierno, apartándose de un sana neutralidad tradicional del Ecuador, con las políticas supremacistas del presidente Trump, de las prácticas genocidas del gobierno de Netanyahu, bajo el mismo discurso de luchar por la democracia y combatir los nefastos regímenes del extremismo islámico o del falso socialismo latinoamericano encarnado en el madurismo venezolano. Como los extremos se tocan, resulta preocupante constatar que, en toda Europa y América, frente al despelote internacional y local, surgen posturas que resucitan principios, actitudes y acciones de carácter fascistoide, que encuentran terreno fértil en un populismo angustiado, amedrentado y carente de tradiciones democráticas, proclive a propiciar un bandazo hacia el autoritarismo y prepotencia de la extrema derecha.
Es lamentable constatar que un paro, producido a consecuencia del cumplimiento de las ordenes del Fondo Monetario, impuesto a la población sin las precauciones del diálogo y una focalización más afinada haya producido ya situaciones de violencia y muerte. Cuando en medio del paro, aunque debilitado por la destrucción del tejido social, se prolonga ya por varias semanas, se levantan voces que llaman al diálogo desde varios sectores empresariales, ciudadanos y de los propios sectores indígenas, y cuando el Cardenal de la Iglesia, Mons. Luis Cabrera une su voz a la necesidad de sentarse a dialogar, surjan otras voces de periodistas y opinadores que se ufanan de demócratas y equilibrados, que acusen al prelado de la iglesia de estar aliado con los intereses del crimen organizado; ¿Acaso estos señores le están sugiriendo al gobierno de Noboa, inventarse un nuevo enemigo? Por si acaso el Papa León IV acaba, en la línea de Francisco I, de publicar la exhortación “Dilexit te”, que insta a la iglesia y a los hombres y mujeres de buena voluntad a un mayor compromiso en la lucha contra la pobreza y en favor de los excluidos del modelo imperante del dominio del capital y sus aliados políticos.
En su trastabillar vertiginoso por el laberinto, el presidente Noboa se ha jugado la última carta política de su mazo lleno de arbitrariedades e incapacidades, convocando a una asamblea constituyente. Según él y sus voceros el fracaso de las leyes elaboradas por su Asamblea, inconstitucionales por el fondo y la forma, por tozudez e incompetencia, le han obligado a impostar el recurso constituyente. La gente, entre la que se encuentran empresarios, analistas de todas las tendencias, y el pueblo llano, se preguntan ¿Cuál es el proyecto del Gobierno a ser discutido en la Constituyente? La respuesta es la misma de los que acompañaron al presidente en su marcha contra los jueces constitucionales: No lo sabemos; ¿Acaso será el Plan Fénix? Para lo que no lo saben: la propuesta tiene dos pilares muy claros: La implantación constitucional de aquellas mismas leyes que proponen el retroceso de derechos: la concentración y arbitrariedad del poder judicial controlado por el presidente, el mantenimiento de un permanente estado de guerra y militarización de las calles y el otro: La implantación de las políticas del Fondo Monetario y la atracción de capitales extranjeros para depredar los recursos naturales del Ecuador, páramos, bosques primarios y áreas de conservación y continuar con las políticas de asistencialismo y limosnería social.
Una gran mayoría de ecuatorianos pensantes, incluyendo los detractores de la constitución del 2008, coinciden en que no existen las condiciones para una nueva constituyente, a más de la situación de violencia e inestabilidad política, debido a la casi total ausencia de actores políticos y talentos humanos capaces e interesados en participar de una constituyente; dadas estas condiciones, la constituyente resultará, a toda luces un fiasco: apena un espejo de la actual asamblea nacional polarizada entre mayorías correístas y novoistas incapaces de consensuar un texto constitucional que requiere los dos tercios para ser aprobada, a no ser que oscuros pactos beneficien a los intereses consabidos del correísmo y a los nebulosos proyectos del noboismo muy centrados en los negocios de los grupos económicos que apoyan a este gobierno. Y aún si se llegara a aprobar, con el riesgo de que, en el referéndum aprobatorio, el pueblo ecuatoriano le diga No como ocurrió en Chile. Habremos prolongado por año y medio un clima de incertidumbre y paralización económica a contrapelo de las ofertas del gobierno, a más de que el presidente Noboa no podrá contar con las herramientas expeditas que dice necesitar para luchar contra el crimen organizado.
Los votos de los cuencanos que marcharon multitudinariamente el 16S en defensa del agua de sus páramos, serán gravitantes en las urnas de la consulta de noviembre ya que tienen motivos suficientes para desconfiar de una nueva constituyente, pues les consta que el lobby prominero en un reciente desayuno en Quito han expresado de manera meridiana las intensiones de bajarse los derechos de la naturaleza para allanar el camino para que el sur y oriente del Ecuador se convierta en una gran distrito mega minero, en una zona de sacrificio ecológico, cultural y de economía regional con la justificación de las necesidades fiscales, que como ya se ha demostrado en la era petrolera, ha sido arca abierta para la corrupción y los grandes negociados donde las transnacionales extractivistas se llevan la parte de león. Es previsible que Cuenca y el Azuay le digan mayoritariamente No a la pregunta sobre la convocatoria a una Asamblea Constituyente que se muestra amenazante para el presente y futuro de la región.
Portada: imagen tomada de https://n9.cl/2aq23

Me identifico como ser humano y me agrada cuando me relaciono en ese nivel. A mis 75 años sigo aprendiendo y compartiendo las lecciones de la vida. Durante todos mis trabajos y servicios he considerado como tarea más importante pensar y suscitar el pensamiento. Puedo ser incómodo preguntando y re preguntando. Por ello tengo la estima y el afecto de muchos y también la resistencia de otros. No busco aceptación sino estar bien con la búsqueda de la verdad esquiva, hacer el bien que pueda y disfrutar de todo lo bello que hay en todo lo que existe.