
SALTO AL VACÍO
Soy de las que creen que mucho de lo que padecemos en el Ecuador, ha tenido como caldo de cultivo la llamada Constitución de Montecristi, por lo que, con las enormes dificultades que existen para reformarla, deberíamos deshacernos de ella, pues los graves problemas que padecemos no tienen que ver solamente con quienes aplican la Constitución sino con ella misma, comenzando con los cinco poderes, mejor dicho con los dos adicionados en la vigente: la función electoral y la de transparencia y control social y en esta última la presencia de ese engendro que es el consejo de participación ciudadana y control social.
Daniel Noboa cuando era candidato proponía una nueva asamblea constituyente, para elaborar una nueva constitución y “refundar el país”, enunciado en el que ha insistido al punto de proponer como pregunta de la consulta popular: “ ¿Está usted de acuerdo en que se convoque e instale una Asamblea Constituyente, cuyos representantes sean elegidos por el pueblo ecuatoriano, de acuerdo con las reglas electorales previstas en el Estatuto Constituyente adjunto, para elaborar una nueva Constitución de la República, la cual entrará en vigencia únicamente si es aprobada posteriormente por las y los ecuatorianos en referéndum?”
No sé a ustedes, pero a mí me causa urticaria escuchar que vamos a un proceso de refundación, pues el Ecuador existe como república desde 1830 y a lo largo de la historia como país independiente mucho tenemos para enorgullecernos y potenciar, así como otro tanto de lo que nos debemos avergonzar, sin que esto último implique que debamos convertirnos en otro país, por el hecho de que se cambien algunas de las reglas del juego que ojalá permitan una democrática convivencia, el desarrollo armónico del país y su progreso, es decir de quienes habitamos en él.
En abril de 2025, la mayoría de los votantes en Ecuador decidimos que el presidente para los próximos cuatro años sería Daniel Noboa Azin, aspirando a que el mandatario conduzca al país hacia cambios indispensables, pero además porque no queríamos que se instale un gobierno correísta que nos quisiera alinear nuevamente con la corriente macabra del socialismo del siglo XXI.
Cuando se anuncia el cumplimiento de la oferta de campaña y se dice que se propondrá una asamblea constituyente, muchos pensamos que estaba bien, que era la oportunidad para hacer los cambios necesarios, para que volvamos a tener un Estado de Derecho, para que aprendiendo de la experiencia de estos 17 años se pueda re enrumbar al Ecuador.
Pero como dice la sabiduría popular poco duró la alegría en la casa del pobre, bastó con que nos enteráramos de que para ser asambleísta constituyente los requisitos son los mismos que para asambleísta nacional, para que se nos caiga el alma al piso, no lo podíamos creer, no queríamos creer que teniendo el Presidente la potestad de establecer requisitos mayores en el Estatuto, no lo haya hecho. El art. 197 de la Ley Orgánica Electoral establece en el inciso segundo: “La propuesta de la consulta deberá incluir la forma de elección de las y los representantes y las reglas del proceso electoral.”
Visto lo visto, el “eslogan” o la frase pegajosa, de refundar el país –con el que no estoy de acuerdo- es eso y nada más, pues en la práctica parece que poco se quiere cambiar, o como se suele decir se van a cambiar ciertas cosas para que nada cambie.
Francamente a muchos nos ha causado una gran decepción que quienes vayan a elaborar la vigésima primera Constitución de la República puedan ser iguales o peores a los que hoy son asambleístas.
En junio de este año, escribí un artículo en este mismo espacio en el que decía que sin duda hacen falta requisitos para ocupar curules en los órganos de legislación y fiscalización, no se diga para quienes van a elaborar la Constitución.
Quería votar que sí a la Asamblea Constituyente, ahora no sé, ese salto al vacío que nos piden, sin paracaídas ni cuerda y con el riesgo de caer sobre brasas ardiendo, lanzas, remolinos o mar embravecido, no nos provoca darlo, pues dudo mucho que las tiendas políticas que postularán los candidatos vayan a decantarse por gente con conocimientos, inteligencia, solvencia, probidad y experiencia.
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Mujer estudiosa y analítica, lectora atenta y escritora novel. Doctora en Jurisprudencia y Abogada – Universidad de Cuenca, Máster en Gestión de Centros y Servicios de Salud – Universidad de Barcelona, Diplomado Superior en Economía de la Salud y Gestión de la Reforma – Universidad Central del Ecuador. Docente de maestría en temas de políticas públicas y legislación sanitaria –Universidad Católica de Santiago de Guayaquil; en el área de vinculación con la sociedad, legislación relacionada con el adulto mayor – Universidad del Adulto Mayor. Profesional con amplia experiencia en los sectores público y privado, con énfasis en los ámbitos de legislación, normativa y gestión pública.