LA IZQUIERDA SIN PROYECTO PROPIO
En la izquierda política del país. existe una tendencia que no cree, “por principio”, en los procesos electorales, al considerar que se tratan de simples recambios de gobierno al interior del sistema imperante, por lo que caen en el inmovilismo, esperando que “maduren las condiciones” objetivas y subjetivas para el cambio.
Otra posición considera, la necesidad de priorizar la actuación en las luchas espontáneas de los sectores sociales, apoyar sus reivindicaciones, su organización autónoma, subestima la organización partidaria y confía en la propia dinámica de los movimientos sociales para avanzar.
Una tercera posición, enfatiza la participación política al interior de la institucionalidad estatal, disputa cuotas burocráticas de poder, busca participar en los gobiernos de turno reduciéndose a ocupar cargos públicos, por lo que su actuación electoral, es oportunista y con objetivos estrechos. Un matiz de esta tendencia, busca la participación electoral para alcanzar cuotas de poder en órganos de representación política y desde allí negociar prebendas, con el gobierno de turno.
Estas posiciones políticas al interior de la izquierda, en un caso, favorecen el abstencionismo inmovilizador, el culto al espontaneísmo de las reivindicaciones populares y renuncia a la disputa electoral como otra forma de lucha política; y, en el otro caso, reducen la intervención política electoral a la búsqueda de “cuotas de poder” para el acomodo político.
En términos generales, la izquierda carece de identidad política, esto es, de un proyecto político propio contrahegemónico, y se ha subordinado a apoyar a partidos o movimientos que disputan la representatividad política del bloque de poder del sistema social imperante.
La crisis de la izquierda, se agudizó a raíz de la caída del llamado “socialismo real”, muchos renegaron y renunciaron a sus convicciones de transformación social, cayeron en el escepticismo, en el embuste del fin de la historia, el fin de las ideologías, el triunfo de la tecnocracia, el apoliticismo y terminaron abrazando modelos políticos de modernización del sistema. Pero también la crisis, condujo a una suerte de diversificación ideológica de la izquierda, que llevó a la inclusión del pensamiento andino, bolivariano, indigenista, decolonial y las “novedades” del socialismo siglo XXI.
En este contexto, el surgimiento del movimiento “Alianza País” aglutinó a nuevos colectivos de izquierda y recibió la migración de algunos ex militantes socialistas, comunistas, de la izquierda cristiana, y otros grupos, y ya en el gobierno de Correa, al menos en sus primeros años, coexistían tendencias como la social ambientalista, la tecnocrática desarrollista y el círculo íntimo dedicado a los negocios alrededor del Estado. Finalmente, la “revolución ciudadana” devino en modernización, autoritarismo y corrupción.
Hoy, en el movimiento RC5, existen varias posiciones, pero la dominante es aún la correista, que impide la expresión y desarrollo de algunos sectores democráticos presentes en su interior. Es el líder máximo quien les clasifica entre buenos y malos, incondicionales y traidores, y por supuesto, decide las candidaturas, todo con miras al objetivo máximo de alcanzar la impunidad.
Todas las organizaciones de izquierda están en crisis. Pachakutik, como brazo político de la CONAIE y expresión de un proyecto plurinacional, ha restringido su representatividad a la tendencia de su máximo líder; el Partido Socialista sufre una transición ideológica y se ha distanciado de la huella histórica de sus antecesores; y, en la Unidad Popular no hay renovación ni de su propuesta ideológica política, ni de su práctica instrumental con las organizaciones sociales.
Los demás grupos de izquierda no han logrado aglutinarse en un partido legal único, que sea su continente común, como tampoco se les ha convocado a todos estos colectivos políticos para buscar una confluencia unitaria para la participación electoral, por lo que cada grupo se mantiene en su propia órbita política.
Las izquierdas necesitan un fuerte debate político para su renovación, preparar nuevos cuadros políticos, formular propuestas políticas viables para los diversos problemas, mantener una presencia política constante, tener coherencia política, rescatar la ética política y presentar una alternativa de transformación social que enfrente con éxito la batalla cultural frente a las viejas y nuevas derechas.
Portada: foto tomada de https://n9.cl/ervezi
Asesor jurídico, articulista de “El Mercurio”. Participa en algunas organizaciones ciudadanas como el Cabildo del Agua de Cuenca, el Foro por el Bicentenario de Cuenca y en una comisión especial para elaborar el Sistema Nacional Anticorrupción.