NARCOTRÁFICO, UNA GUERRA IMPUESTA
“La Guerra es un asunto de importancia vital para el Estado; la provincia de vida o muerte; el camino a la supervivencia o a la ruina. Debe estudiársela profundamente”. (Sun Tzu )
Pánico y Consulta
Llamar a Consulta Popular y ganar la reelección a la Presidencia de la República en el año 2025, son dos objetivos claros que planteó Daniel Noboa cuando asumió la presidencia transitoria de la República del Ecuador a consecuencia de la “muerte cruzada”.
Dado el clima de tensión creado en el país por parte del crimen organizado, apareció un nuevo fenómeno social: el pánico; pánico ciudadano que, aprovechado política y económicamente, está dando grandes réditos a los afanes del señor presidente y al de muchas empresas del sector público y privado, situación que contrasta con el riesgo en el que se le ha puesto al país, por las primeras decisiones del gobierno transitorio del señor Noboa y la mayoría parlamentaria que le respalda, en cuanto sus implicaciones afecten la estructura material y espiritual del Estado, su carácter independiente, unitario, democrático, soberano, que ejerce control sobre su territorio inalienable, irreductible e inviolable, por derecho del pueblo, expresado en la Constitución de la República del Ecuador.
La escena trágica
Encuentro un paralelismo, en cuanto al montaje de dos situaciones de pánico que han sucedido entre nosotros, el causado en la pandemia del Covid -19 y el desatado a través de crímenes de sicarios en las calles, masacres en las cárceles y asesinatos políticos en el 2023. El pánico, cualesquiera que sean las causas de su existencia, es pánico al fin, un estado de excesivo miedo, un temor que obnubila a la persona por alteración de su sistema nervioso, estado en que, la mente se obscurece, se ofusca, se enceguece, toma decisiones equivocadas y actúa por obediencia a quien da las órdenes.
Este parangón lo establezco, basado en la simple observación: El virus y el sicario son agentes desconocidos de elevado contagio y causa de muerte, el sólo anuncio de su existencia y propagación actúa en el incremento del estrés en forma colectiva. En ambos casos hay el miedo a la muerte. En el primero, el de la pandemia, fue el terror a la intubación endotraqueal que constituyó el umbral a la otra vida. En el segundo, el sobresalto ante la posibilidad de un asalto o de morir acribillado por un sicario que cumple sin piedad el pacto tenebroso de asesinar por dinero. Virus y sicarios, agentes de la muerte, creados para sostener el inconmensurable poder de una enloquecida minoría que quiere ser dueña del mundo implantando un nuevo “orden mundial” y actúa en los países a través de sus gobiernos. Se solaza con el sometimiento, la esclavitud y exterminio de los seres humanos. La ansiedad por librarse de la muerte ha sido y es manipulada con la consigna de incrementarla hasta los niveles más altos, ya sea para centrar la esperanza en el descubrimiento de una vacuna que evite la enfermedad, o la llegada de un “Salvador” que termine con el crimen en las calles y masacres en las cárceles.
El covid-19, a diferencia de otros virus que sufrió la humanidad en el pasado, se propagó más extensa y rápidamente, se volvió temible, porque tuvo a su favor internet y televisión. Medios que son utilizados, no sólo para difundir los hechos, sino para deformarlos, desinformar e incrementar el miedo. El encierro fue el recurso que se cumplió bajo anuncio de necesidad sanitaria, pero en la práctica para lo que más sirvió fue para un mayor contacto obligatorio entre humanos y propagación del virus. También para un incremento de la violencia intrafamiliar; componentes inseparables que garantizaron el éxito de la enfermedad.
Ahora, el sobresalto en que vive la ciudadanía por el crimen que le sentimos “tras la oreja”, también se alienta con mucha fuerza por la televisión y las redes, siguiendo sutiles estrategias comunicacionales respaldadas por la tecnología. La tenacidad con la que se difunden noticias de crónica roja y los conceptos básicos sobre la guerra en contra del narcotráfico y crimen organizado, se difunden con mayor frecuencia que cualquier spot comercial. Incluso, por divertimiento, las series de TV hacen una permanente y diaria apología del delito, cuyo eje principal es el narcotráfico. Así, se retroalimenta el círculo vicioso del reclutamiento de niños y adolescentes para instruirles en las distintas actividades criminales y apropiarse de sus vidas hasta cuando les sean útiles. Escuelas de distintas especialidades del crimen al servicio de la transnacional del narcotráfico.
Conocemos por la pandemia pasada, que el encierro, la intercomunicación entre grupos de amigos o miembros de organizaciones, la prohibición de reuniones, ocupación de nuestros espacios públicos y otras medidas se toman en detrimento de las libertades ciudadanas e individuales. Es el temor a que se genere el pensamiento libertario que ha doblegado tiranías.
En ambos casos, pandemia y crimen organizado, el pánico se lo administró y se administra bajo “estado de excepción”, es decir, aquel en que el gobierno no se rige por el respeto a las garantías constitucionales, sino que son precisamente esas, las primeras exceptuadas para que no estorben las resoluciones y actos del gobierno. Forma camuflada de una dictadura.
El Plan se cumple
Los objetivos que anunció Noboa, de llamar a Consulta Popular y optar por la Candidatura Presidencial el 2025, se complementan y el primero ha comenzado a realizarse. Cabe señalar que todas las Consultas que han provenido de la convocatoria de los gobiernos, salvo alguna que yo no recuerde desde cuando tengo uso de razón, han sido utilizadas por los presidentes de turno, como un recurso para afirmar su popularidad y aceptación, preguntando cosas obvias, ambiguas, innecesarias o engañosas e induciendo al voto con el uso de todas las triquiñuelas a su alcance, en pro del resultado planificado, generalmente, para que el electorado se pronuncie por el “SI”, (alguna vez se haya formulado las preguntas en tal forma que el pronunciamiento por el NO, favorezca los intereses del Presidente de la República). Es decir que al derecho constitucional de participación ciudadana se le ha trasformado en un instrumento político en favor personal o de intereses de las camarillas que gobiernan sin aparecer. Este aspecto deslegitima el acto de participación ciudadana en la vida del Estado, porque prima el interés individual sobre el de la colectividad. Aprovechamiento ilegítimo del derecho ciudadano democrático, mediante una demagogia juvenil en busca de mayor poder.
Poco importan, para un elector asustado, las preguntas en su contenido e implicaciones, ni las palabras ni la lógica o la legalidad al respecto de ellas. Ocasión en que, incluso, se pudo insertar con éxito cualquier pregunta engañosa e inconstitucional, que igual recibiría apoyo sin el mínimo análisis del contenido, peor aún de la situación social, humana, política, que vive el país y el mundo. Pero, al señor Presidente no le interesa consultar al pueblo otros contenidos por importantes o vitales que fueren para nuestro Estado, por ejemplo, acerca de la política minera del país, porque serían susceptibles de amplias y profundas discusiones en la ciudadanía que debilitaría la ejecución de su plan para la captación inmediata del poder que, hasta ahora, lo mantiene tomado por el mango.
Nada es más seguro, para las intenciones del señor Presidente transitorio, que haber mantenido los contenidos de Consulta Popular y Referendo en pro de la “guerra contra el narcotráfico” y el crimen organizado, el arbitraje internacional para resolver los diferendos con las empresas extranjeras (actitud entreguista), control de las cárceles y la delincuencia. La consulta ha sido convocada, además, respecto a: control de armas en el perímetro de las cárceles por parte de las FF.AA, aumento de penas, cumplimiento total de sentencias, uso de armas y municiones de origen ilícito por parte de la Policía y Fuerzas Armadas, titularidad del Estado en los bienes de origen ilícito, incremento del tiempo de castigo en las penalidades de ciertos delitos,), endurecimiento en los regímenes carcelarios, “mano dura contra la delincuencia”, …explotando a su favor la tendencia electoral de apoyo a todo lo que aplaque el miedo ciudadano, que ha llegado, por manipulación de las pulsiones sociales a la sublimación en violencia, odio, venganza y otras pasiones activadas por la tensión social. Maligna salida fácil, que tiene como objetivo no de terminar la guerra sino de mantenerla, en lugar de enfrentar la raíz y estructura del problema que es de contenido social, ético, político y de planteamientos internacionales.
Contenidos que, aparentemente, no requieren análisis porque responden a un sentir generalizado entre la población de todo el país que se encuentra en estado de pánico provocado por la guerra sicológica entre carteles del crimen organizado transnacional y un narco estado infiltrado.
De entre todos los populismos que han surgido en la historia, cada cual con su motivación y circunstancias, éste que recurre a crear pavor en la ciudadanía por objetivos electorales, me parece el más ruin, detestable y corrupto, degeneración de la política y de los valores humanos.
La guerra es la base fuerte de su planteamiento y está captando la aceptación y apoyo creciente de una gran parte de la ciudadanía, oficialmente en la Policía, las Fuerzas Armadas, Partidos y Movimientos políticos, Legisladores, empresas periodísticas, … no sé qué digan las iglesias y demás sectores. En ese apoyo, ¡oh ironía!, también y con mucha fuerza se incluirán los narcos, como eje transversal, porque son ellos a quienes más les interesa que se mantenga el estado de guerra permanente.
La Consulta próxima, ni de lejos, es el acto democrático Constitucional que garantiza el derecho natural de participación ciudadana en la vida del estado. Es más bien el aprovechamiento de esa facultad legal, para motivar el apoyo a su candidatura, es decir, es la campaña previa a optar por su reelección basado en el miedo de la población y en el patrocinio del Estado.
Populismo punitivo y represión
Los actos del gobierno de Daniel Noboa durante el período de transición, constituyen recomendaciones para su campaña de reelección que le permitiría ejercer por cinco años más la Presidencia de la República.
Entre los más importantes está, a más de la Consulta y Referendo, el acuerdo de cooperación entre Estados Unidos y Ecuador que se presenta como ayuda del país norteamericano, a pedido del gobierno del Ecuador para la solución de su “conflicto interno” de erradicar a los grupos de delincuencia organizada transnacional que actúan desde territorio ecuatoriano. Lo que significa la permanencia en los siguientes años de miembros del ejército estadounidense y funcionarios, “…con miras a combatir el tráfico ilegal de narcóticos y sus delitos conexos tales como la delincuencia organizada transnacional, delitos en los espacios acuáticos y las acciones de grupos irregulares armados” (Criterio jurídico sobre el acuerdo.- Para: Dr. Jaime Augusto Barberis, Subsecretario de América del Norte y Europa.-).
Otro acto del gobierno es la declaratoria de guerra contra el narcotráfico, el crimen organizado y la delincuencia, así como la utilización de la Policía reforzada con las Fuerzas Armadas para combatir en las calles, ratificando lo que antes enunció Guillermo Lasso. Más de doscientos cincuenta mil operativos se han realizado hasta estos días; diez y seis muertos y ejecutados extrajudicialmente y alrededor de ocho, diez, quince mil, veinte mil “terroristas” apresados el número crece vertiginosamente mientras escribo estas líneas. Todo esto favorece a la campaña de las FF.AA. del Ecuador en la guerra declarada por el Presidente Noboa, en su calidad de Comandante en Jefe que asegura, con semejante apoyo entre otros, su propia campaña presidencial del 2025 y toda su estrategia inspirada, asesorada y dirigida por la política de U.S.A., Netanyahu, Bukele.
Noboa ha utilizado en su favor, la percepción del miedo, los estados de terror y pánico en que ha caído la población ecuatoriana. Ha politizado el miedo, su estrategia se basa en un populismo punitivo y sus acciones apuntan a la anulación de las libertades ciudadanas, la represión sin derecho a defensa, la versión policial como única verdad para el juzgamiento en flagrancia, las ejecuciones extrajudiciales, la violencia de origen desconocido que, generalmente, son “crímenes cometidos desde arriba”, a criterio del insigne penalista argentino Jiménez de Asúa, son delitos muy difíciles de descubrir o no se los descubre indefinidamente, porque el poder de quienes están arriba. manipulan las investigaciones; el castigo inhumano, los métodos de experimentación respaldado por las teorías inspiradoras de radicales acciones de genocidio, practicada por sus amigos aliados, asesores y benefactores. Su justificativo es la necesidad de escarmentar, dentro de la planificación de una guerra sicológica que, apoyada en la tecnología, ha tomado cuerpo, en forma inusitada. Se trata de una guerra represiva, con el anuncio, por no decir pretexto, de combatir al narcotráfico.
La Apertura de la Guerra
“Las armas son útiles de mal agüero. La guerra es un asunto grave; uno es aprehensivo, pero muchos se empeñan en emprenderla sin la reflexión necesaria.” (Li Ch’üan)
Desde cuando Guillermo Lasso declaró la guerra al narcotráfico y crimen organizado, se sabía que el Ecuador era incapaz de afrontarla. La declaración presidencial no guardaba congruencia con la realidad. Basta considerar el problema en forma comparativa entre los actores, para deducir que se trata de una causa perdida. El mismo Presidente Lasso se quejaba públicamente que es injusta la confrontación porque los carteles narcos disponen de más y mejores armas que las del ejército y policía del Ecuador, además, tienen más dinero, parte del cual está destinado a la corrupción de los policías, militares, empleados y funcionarios ecuatorianos. Se reconocía, además, una permanente filtración en puestos claves de aduanas, migración, policía, sistema de justicia, ejército, servicio exterior, contraloría, Asamblea Nacional, ministerios, presidencia y gobierno ejecutivo y muchas más instituciones. El desarrollo de la investigación penal de los casos Metástasis, Purga y Plaga, son suficiente confirmación de la infiltración narco. Un país ejército, sumido en el más bajo estado moral, de corrupción y pobreza, débil y asediado por todos los frentes, en actitud de guerra “interna” contra el narcotráfico.
Es evidente que una confrontación entre dos enemigos, de los cuales el uno tiene todo: economía, tecnología, ejército, armas, diplomacia, influencia, espionaje…y está preparado para la guerra; el otro, no lo tiene o, al menos, es muy inferior en todo; resulta un absurdo que un ejército que se encuentra en inferioridad ante el enemigo, sea, precisamente él, que declare la guerra. Solamente me explico que tan valiente y suicida aspaviento de declarar la guerra, es porque se ha entregado a la potencia que le “concede” ayuda, a cambio de servirla, porque es ella la que realiza la guerra, el Ecuador solamente se presta, por voluntad propia del señor Presidente, a participar en la guerra en calidad de un escudo humano para el avance geopolítico de Estados Unidos en Sudamérica.
La imploración de ayuda a los Estados Unidos para afrontar el “conflicto armado interno del Ecuador”, sienta un precedente para la presencia del Comando Sur del Ejército de los E.U. y funcionarios estadounidenses, por su generosa posición de ayudar al Ecuador en sus problemas de seguridad. Este fue un acto “altruista” de la diplomacia y del ejército norteamericano que se plasmó en la firma del acuerdo relativo al “Estatuto de las Fuerzas” entre los gobiernos de los dos países, por intermedio del Ministro de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana del Ecuador y el embajador de los Estados Unidos, “debidamente autorizados por sus respectivos gobiernos (6 de Octubre del 2023). Cabe dejar sentado en este punto que, siendo un acuerdo internacional, éste debió ser ratificado por la Asamblea Nacional del Ecuador para su vigencia, pero no se lo hizo, considerando que, por consecuencia de la “Muerte Cruzada”, la Asamblea Nacional no se encontraba en funcionamiento, siendo la Corte Constitucional a la que le correspondió esa atribución. Según este acuerdo pueden, en nuestro país, entrar y salir los militares y funcionarios estadounidenses como en su propia casa, hacia y desde cualquier ubicación geográfica sin restricción alguna, tanto en movimiento individual cuanto colectivo, al margen de acción de las leyes ecuatorianas puesto que, incluso, la jurisdicción penal la ejerce Estados Unidos respecto al personal estadounidense que permanezca en Ecuador. También está autorizado dicho personal, para usar gratuitamente los servicios, instalaciones, espectro radioeléctrico, permitiendo que el Departamento de Defensa de los Estados Unidos opere con sus propios sistemas de telecomunicaciones.
La primera acción bélica a cargo del combinado de las Fuerzas Policial y Militar se dirigió a la recuperación del control de las cárceles que estaban (?) en poder de las pandillas. Claro está, previa renovación de los mandos de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional, para dar la impresión de que son instituciones depuradas de la corrupción de sus altos miembros, y puedan asumir, desde su fase inicial, las operaciones tanto internas cuanto externas previas a cualquier confrontación armada, concebidas dentro del diseño de un llamado “Plan Fénix” del cual nada se conoce respecto a sus objetivos, aunque el señor Presidente ha iniciado su realización.
No son acciones de combate, pero son acciones preparatorias para la guerra. Lo que constituye la “apertura” de la misma.
En esta parte, se debería incluir las acciones de gobierno en política exterior, que generan un movimiento compatible con las acciones políticas del interior, aspecto que requiere una compleja estrategia que se acople al desarrollo de los acontecimientos. Sin embargo, como sucede en el Ajedrez y otros juegos estratégicos, para resolver una determinada posición, es indispensable, primero, colocar las piezas y, sobre esa realidad intuir la jugada correcta. ¿Hacia dónde se encamina el gobierno de Noboa? Quizá podamos intuir si analizamos “la posición de las piezas”: Acciones del gobierno de Daniel Noboa en su política internacional: 1-Encargo a la Señora Vicepresidente, la misión diplomática permanente en Israel, de colaborar en la consecución de la paz en Medio Oriente. Las limitaciones impuestas en este encargo llegan al absurdo como el de someter la acción de la segunda autoridad jerárquica del Ecuador al silencio y obediencia a las disposiciones de la Cancillería. 2- Entrega de armas rusas a Estados Unidos para la posible utilización en la guerra de Ucrania. Rusia advirtió a Ecuador, que tal acción violaría acuerdos internacionales. 3- Ecuador cancela el envío de armas rusas a Estados Unidos de Norte América. 4- Tratado de Libre Comercio con China. 5- Firma de acuerdo internacional entre Estados Unidos y Ecuador sobre Estatuto de las Fuerzas. 6- Expulsión de la Embajadora de México en Ecuador, captura del refugiado Jorge Glas en la embajada de México en Ecuador mediante incursión por la fuerza. 7- Ruptura de relaciones diplomáticas entre México y Ecuador.
Del involucramiento al protagonismo
Son tres décadas hace que el Ecuador dio pasos que le involucraron en la guerra contra el narcotráfico, cuando aprobó la ley de control de sustancias sujetas a fiscalización, (1992) ley que incumplió la Constitución de la República al no respetar la no criminalización del consumo ni la presunción de inocencia, dentro de un esquema que optaron, a su turno, todos los países que apoyaron la política de guerra contra las drogas, liderada por Estados Unidos. El argumento fue que el problema del narcotráfico es internacional y, por tanto, también la guerra.
Desde entonces, Ecuador aplicó una recia política represiva al consumo, al punto que, bajo la acusación de tráfico o micro tráfico de sustancias sujetas a fiscalización, las cárceles experimentaron un incremento excesivo de presos, en su gran mayoría consumidores, que coparon hasta el 70% del total de personas privadas de libertad. Hubo casos escandalosos de condenas que, por ejemplo, determinaron ocho o diez años de prisión por la tenencia de 0,5 gr de cocaína o marihuana en custodia de la abuelita del joven consumidor y miles de casos semejantes, al punto que se volvió indispensable encontrar una forma que facilite al juez tomar decisiones apropiadas a los casos que juzgue. Esa fue la tabla de consumo que se la estableció en un reglamento o acuerdo del Ministerio de Salud con el fin de distinguir, tras consultas e investigaciones médicas, los casos de adicción, de aquellos punibles de tráfico de sustancias prohibidas.
La desinformación, el escándalo llevado a la pugna política y la ignorancia, armaron toda una teoría política respecto a la “Tabla de Consumo”, para acusar a sus adversarios y realizar toda una promesa de campaña presidencial que consistía en la oferta de derogar dicha tabla referencial porque era la culpable de todos los males inherentes al narcotráfico y la perdición de los niños y jóvenes ecuatorianos. Lamentablemente, ese fue el sentir que se generalizó en la ciudadanía, entremezclado con un sentimiento anti correista, captado permanentemente por las encuestas tecnológicas que (“el gran secreto”) guían la estrategia de Daniel Noboa, quien no tardó en cumplir con su oferta de campaña. En uno de sus primeros actos de ejecutivo eficiente, con gran cobertura de la prensa nacional y extranjera, para ver la escena de una hoja de papel que fue rasgada ante las cámaras. Si bien fue un acto demagógico y ridículo, en el fondo, fue una advertencia gráfica de la tolerancia cero al consumo de drogas, por sobre la determinación constitucional que no lo criminaliza. Error estratégico grave de impredecibles consecuencias, al dirigir el combate contra la víctima y no contra el criminal.
En sus orígenes esta guerra fue concebida en los Estados Unidos como la forma más conveniente para ejercer control en defensa de la salud mental de niños, jóvenes y ciudadanía en general, evitando en forma radical el consumo. Una lógica simple de causa y efecto en cadena: eliminar a los narco-traficantes, disminuir el ingreso de la droga, por ende, el consumo, hasta su totalidad. El Presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, combatió en la década de los ochenta el consumo interno con resultados perjudiciales para él y el establishment que representaba porque la resistencia de la población juvenil especialmente y minorías defensoras de sus derechos, le causaron un revés político, en favor de la reafirmación de las garantías ciudadanas. George Bush padre, dio un giro a la política antidroga al internacionalizarla y sacarle fuera de territorio norteamericano, combatir la droga en las distintas instancias del proceso, iniciando en la siembra y cosecha de plantas de coca, sin descuidar la producción de la cocaína, desde los materiales precursores hasta la pasta base y su refinamiento, traslado, envío y distribución de la cocaína principalmente y de una lista de sustancias “sujetas a fiscalización”. Convocó a una Cumbre antidroga para internacionalizar la guerra.
Tuvo la cooperación de México y la concertación con los gobiernos de los “países bolivarianos” que cultivan y procesan la hoja de coca: Perú, Bolivia y Colombia. La cocaína era exportada por Colombia. El gobierno de G. Bush determinó un fondo económico para repartir entre los países involucrados en la guerra represiva del narcotráfico. En ese entonces, el Ecuador permanecía ajeno a todas las fases del proceso de cultivo, elaboración, traslado, exportación y distribución de la droga. Sin embargo, al no haber sido invitado, el presidente del Ecuador, solicitó la presencia del Ecuador en dicha Cumbre, misma que fue aceptada, aunque no en las mismas condiciones de participación, por lo cual, el reparto del fondo económico reservado para la guerra, fue menor que la asignada a los países nombrados más arriba. El asunto grave que se inició para Ecuador fue el compromiso de cumplir condiciones convenientes a la planificación norteamericana de la guerra, cuyo enunciado es el combate al narcotráfico, pero sus objetivos van más allá en el espacio geopolítico, militar y económico internacional. Hubo la recia advertencia del presidente Bush sobre la ayuda económica que debía ser puntualmente justificada, porque “no habrá cheques en blanco”.
Fue el inicio del involucramiento cada vez creciente del Ecuador en una guerra extraña a su realidad, en la que solamente servía de burro pie de intereses ajenos. Listo a firmar cuanto acuerdo le dicten las políticas expansionistas de los imperios económicos internacionales. La misión inicial de nuestro, ya comprometido país, fue la de desarrollar internamente una política represiva, fundamentada en las reformas legales, regresión de derechos, aumento de penas por delitos de narcotráfico, fortalecimiento del control, comunicación y difusión, equipamiento policial especializado, compra de armas, guerra sicológica y de baja intensidad, características básicas para desarrollar posiciones de combate activo en las guerras prolongadas.
El involucramiento del Ecuador sucedía paulatinamente conforme se desarrollaban acciones de guerra en la vecina Colombia justo en la zona limítrofe con Ecuador, cuando las fuerzas revolucionarias de las FARC se replegaron hacia ese sector en el que no había presencia del ejército colombiano. El Plan Colombia se ejecutó con el mayor despliegue militar que presionó desde el Norte, arrinconando al grupo guerrillero hacia la frontera con Ecuador con el objetivo de que se diera la participación del ejército ecuatoriano desde el sur, en su misión de la defensa de su frontera, configurándose el plan estratégico denominado “Yunque y Martillo”, forma en la cual los ejércitos de Colombia y activos estadounidenses daban fuertes golpes armados contra el frente guerrillero, a la espera de que Ecuador, en fortalecimiento de su frontera, actúe de yunque, por la retaguardia del ejército revolucionario, sumándose a las de acciones de desintegración de la guerrilla. Ecuador sufrió directamente las consecuencias de un estado bélico concurrente de múltiples ejércitos: A más de la presencia de EU, actuaron las Fuerzas Armadas de Colombia, Policía, paramilitares, narcos, Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FLN y grupos armados disidentes. Adicionalmente a los combates armados, se procedió por parte del ejército de EU a la fumigación aérea con glifosato de los cultivos de las plantas de coca que, dado el grado de contaminación que produce, causó el éxodo obligado de los campesinos colombianos que abandonaron sus tierras por el insoportable grado de toxicidad al que se lo sometió con irreversible afectación de todo cultivo, muerte de ganado y también de seres humanos. Es decir, un evidente crimen de guerra química contra las poblaciones campesinas que, fueron sometidas al éxodo hacia los países limítrofes Ecuador, Perú y Venezuela.
Otro factor determinante en la mayor participación de nuestro país en la guerra contra el narcotráfico, constituyó el de la economía dolarizada de Ecuador por la facilidad que brinda al lavado de activos, característica atrayente a diversos tipos de operaciones narco que seguramente están enraizadas fuertemente en la economía ecuatoriana, en todos sus niveles. Si esta inferencia es verdadera, como as+i lo creo, ¿Cuáles serían los estragos directos de la guerra en nuestra economía? Seguramente fueron previstos antes en acuerdo con sus asesores.
La declaración de guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado transnacional, hecha por el Presidente Daniel Noboa es una confirmación o continuación de las que antes, hicieron otros presidentes que, igual que ahora, no tuvieron idea de una política referente a las drogas en niveles de consumo, producción, movilización, distribución, legislación, educación, economía y relaciones internacionales, cuando ejercieron la presidencia de la República del Ecuador, como fueron los casos de Rafael Correa, Lenin Moreno y Guillermo Lasso. Daniel Noboa aparenta mayor convicción en hacer la guerra y lo hace, mientras atraviesa el Ecuador por extremas condiciones negativas en lo ético y moral, económico, jurídico, institucional, político y todas las implicaciones que surgen. Sin embargo esa declaratoria que aparece como una proclama valiente y decidida, iniciativa salvadora para superar la violencia delictiva que atemoriza a los ecuatorianos, no es más que una entrega incondicional a los intereses político-económico-militar de los Estados Unidos de Norteamérica que propuso al Ecuador el “Acuerdo Modelo Global SOFA Template que tiene firmado con algunos países como Colombia, Sudafrica, Honduras, Bolivia, Croacia, El Salvador, Guatemala, Guyana, Surinam, Trinidad y Tobago, Países Bajos –posiciones en el Caribe-, Jordania y otros” ( Memorando Nro.MREMH-CGAJ-2023-0360-M-Quito 22 Set/2003 ).
Constituye una matriz para elaborar los acuerdos bilaterales sobre Estatutos de las Fuerzas, como el que firmaron Ecuador con Estados Unidos de Norte América. Es decir que estuvo diseñado no menos de veinte años antes que se le ocurra al señor presidente Noboa.
Se trata de una planificación existente que constituye la norma que los gobernantes de cada país la cumplen, a su debido tiempo, según forma y circunstancias.
Algunas otras estimaciones sobre esta guerra
1a-Liderada por los Estados Unidos de Norte América, la guerra ha dirigido sus acciones en plan de eliminar cultivos, combatir en forma drástica a los macro y micro traficantes de sustancias sometidas a fiscalización, desmantelar organizaciones criminales, perseguir la comercialización de substancias precursoras, elaboración de drogas de segundo y tercer grado (clasificación de acuerdo al número de procesos) en laboratorios clandestinos, comercialización de sustancias prohibidas, tenencia de dichas sustancias, lavado de activos. Estas acciones de guerra se han realizado durante seis décadas en escenarios de los países productores. Al cabo de sesenta años de combate se ha constatado que la producción de droga, especialmente de cocaína que ha sido la más cuantiosa, ha aumentado con relación a los índices primarios. Ahora, el área de cultivos de coca es mayor, como también la cantidad de laboratorios de producción de la cocaína, se ha incrementado el número de trabajadores vinculados al cultivo, cuidado y transportación del producto destinado a la exportación.
Cada vez que hay un incremento de acciones armadas contra el narcotráfico, se amplía el negocio de la droga junto con el de la venta de armas que es quizá, el primero.
Aunque se ha decomisado una cantidad creciente de cargamentos de cocaína lista para la transportación a los países consumidores de Europa, Norteamérica y el mundo, dichos índices no son sino indicadores del mayor incremento de la actividad de siembra, producción y traslado de la droga. Las incautaciones representan apenas hasta un 14% de la cantidad total del tráfico internacional que se realiza desde los puertos ecuatorianos. Hablamos de una empresa transnacional de la cocaína que, actualmente, representa la movilización de más de noventa mil millones de dólares anuales. El mismo Presidente Noboa ante una entrevista televisiva admitió que anualmente pasan por el Ecuador unos sesenta mil millones de dólares.
Se ha determinado que el valor de la droga incautada en el año 2021, fue de 210 toneladas, que se habría vendido en Europa, en $ 10.023.510.000 (diez mil veinte y tres millones quinientos diez mil dólares).
Es un dato tomado como un ejemplo que permita establecer la relación de intereses económicos en juego que, por ilícitos que fueren, constituyen una realidad. Transitan o se quedan a través de empresas, bancos, cooperativas, industrias y más componentes de la estructura del estado ecuatoriano. Tal es la filtración del narcotráfico en los estratos económicos y sociales del país.
2a– El consumo de drogas es una actividad que se remite a tiempos inmemoriales. En el libro “Las plantas de los Dioses” (Albert Hofmann, Christian Ratsch y Evans Schultes) se describe como el ser humano en su período de adaptación al mundo mágico, fue clasificando las plantas que encontró peligrosas, las que descubrieron útiles para su alimentación, así como las que le servían medicinalmente, para trabajar y otras que las usó para transportarse a estados de conciencia diferentes a los comunes, experiencias que potenciaban su sensibilidad y percepción.
“Hacia 1900 todas las drogas conocidas se encuentran disponibles en farmacias y droguerías. Esto sucede a nivel planetario, lo mismo en América que en Asia y Europa. Hay sin duda adictos al opio, la morfina y la heroína, pero el fenómeno en su conjunto, los usuarios moderados como inmoderados, apenas llama la atención de periódicos o revistas, y nada la de jueces y policías. No es un asunto jurídico, político o de ética social” (La reacción antiliberal. Las Drogas, Escohotado).
Sin embargo, la reacción de quienes están convencidos que la libertad es un problema y que en forma rápida se volverá peor, iniciaron acciones para combatir el consumo, incluso allí donde se lo hace prudentemente en forma ocasional. “El uso de sustancias psicoactivas en la realidad, no es vicio, tanto como crimen y enfermedad contagiosa”. Dichos combates fueron un germen de la guerra actual que se desarrollaría alimentado por el puritanismo de los Estados Unidos que mostró desconfianza con los crecientes grupos de migrantes. Luego identificó con religiones
Las acciones de guerra para combatir el consumo de drogas se originan en el puritanismo norteamericano que llegó a forzar la aprobación de la “Ley Seca” que prohibió la producción comercialización y consumo de alcohol “Hacia 1890 hay un centenar de bebidas que contienen extractos muy condensados de coca y cocaína pura. Junto a los famosos vinos y licores Mariani, la más célebre será el French Wine of Coca, Ideal Tonic, un espumoso alcohólico de base cocaínica, registrado y comercializado como Coca Cola por un boticario de Georgia en 1885. Al año siguiente, viendo que comenzaba a gestarse la Ley Seca, suprimió el alcohol, añadió nuez de cola (Que contiene cafeína) y esencias de agrios para realzar el gusto, lanzando al mercado la Coca Cola como “remedio soberano” y “bebida desalterante”.
El 8 de octubre de 1800 el entonces general Bonaparte prohíbe usar haschisch en todo Egipto para evitar “delirios violentos y excesos de toda especie”.
1914 se firma en la Haya el Convenio para proponer a las naciones “controlar la preparación y distribución de opio, morfina y cocaína”.
1919 Tratado de Versalles: “…es un deber y un derecho de todo estado, velar por el uso “legítimo” de ciertas drogas”. Aprobación de la Ley Seca.
1919 “en N. América se registra 238.00 consumidores, cifra considerada “monstruosa”, sin que se añada, casos de sobredosis, sobredosificación accidental ni estímulo a la criminalidad entre usuarios”.
1920 entró en vigor el Volstead Act, o Ley Seca para los europeos, cabe analizar las palabras del senador Volstead que difundió a través de la prensa y la radio: “Los barrios bajos serán pronto cosa del pasado. Las cárceles y correccionales quedarán vacíos. Todos los hombres volverán a caminar erguidos, sonreirán todas las mujeres y reirán todos los niños. Se cerraron para siempre las puertas del infierno”. “A los doce años de su vigencia, el precepto ha creado medio millón de nuevos delincuentes y una corrupción en todos los niveles. Un 34% de los Prohibition agents tiene notas desfavorables en su expediente. Un 11% es culpable de extorsión, robo, falsificación, hurto, tráfico y perjurio. Dos ministros, el de Interior y el de Justicia, han sido condenados por conexiones con gangs y contrabando. Hay casi 30.000 personas muertas por beber alcohol metílico y otras destilaciones venenosas, y unas 100.000 como con lesiones permanentes de ceguera y parálisis” (Las Drogas A.Esco.p.,95).
Los antecedentes prohibitivos del consumo que hemos señalado desembocaron en acciones cada vez más fuertes en el control de producción, movilización y distribución de las drogas prohibidas, pero con mayor incidencia, en la persecución a los consumidores quienes poblaron las cárceles en cantidades desbordantes, pagando penas previstas y anunciadas para los narcotraficantes que siguieron en goce de mayores ingresos ilícitos. Con la misma falsa moral de los puritanos de antaño, criminalizaron y castigaron la libertad de los ciudadanos y desaparecieron, poco a poco, todos sus derechos e incrementaron su poder, su dinero, su corrupción, sus inversiones, sus robos, su competición, sus crímenes, su perversidad, su sentimiento inhumano… Creándose la actual administración secreta de la Gran Empresa Transnacional de la Droga que nos gobierna por imposición de la Guerra económica, tecnológica, globalizada, químico-biológica, psicológica e inhumana.
3ª La declaración de guerra que realizó el señor Presidente Daniel Noboa fue contra el narcotráfico y el crimen organizado. ¿Ecuador está en capacidad de afrontar una guerra contra la empresa Transnacional de la Cocaína?
Y su Presidente que, por mandato de la Constitución del Ecuador es el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Ecuatorianas, es quien dirige la guerra, ¿a dónde va?, ¿cuál es su plan? ¿Cómo se arriesga a una guerra tan desigual desafiando a todos los carteles del mundo? Aparentemente es una locura sin nombre, a no ser que, usted no sea el general sino un oficial anzuelo para el reclutamiento de soldados ecuatorianos dispuestos a morir. No, el general de esta guerra no es usted ni tampoco es quien toma las decisiones. El verdadero general debe estar probablemente en el Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos de N.A. Nosotros, en este punto, el pueblo ecuatoriano, su Presidente y las Fuerzas Armadas desempeñamos el sacrificado papel de caballos de batalla en una guerra impuesta que no nos pertenece.
El argumento de combatir el conflicto interno del Ecuador es otro absurdo, porque simplemente es desatado por las mafias de todos los carteles que operan en el mundo y por tanto es internacional. El que se operen estas primeras batallas al interior de nuestro país, es porque somos el campo de batalla o el territorio protagónico de la guerra mundial de la cocaína en que se disputan altos intereses a los que nunca alcanzarán los pueblos del Ecuador.
La violencia en las cárceles, siendo aparentemente interno, no es sino la expresión de un poder cada vez más fuerte que el de la coacción de la Ley. El crimen organizado va penetrando por todos los canales de la institucionalidad del Estado y el camino de la guerra, a nadie le interesa seguir. El Estado combate la delincuencia común, pero se desconcierta ante los sicarios que son profesionales de las armas y exclusivamente entrenados en su especialidad. Los sicarios trabajan de por vida y casi nunca está en ellos el motivo del crimen, son ejecutores fríamente profesionales que cumplen el contrato del autor intelectual.
Declarar la guerra y pedir ayuda a U.S.A. para sofocar el conflicto interno me parece incongruente, pero es un buen pretexto en momentos de pánico en que poco se repara en el significado del Estatuto de las Fuerzas, por el cual, según el plan se anuncia la presencia del ejército norteamericano en el Ecuador, en su fase inicial, por diez años.
Temo que la violencia de la guerra se extienda por largo tiempo y, con este motivo, se le aisle al Ecuador de su mundo natural que es el concierto de países latinoamericanos y, aún más, de su zona próxima de países andinos y bolivarianos. Ecuador por su situación estratégica es un terreno clave, un punto de avance en el terreno geopolítico mundial
4ª– Señor Presidente Daniel Noboa, usted tiene que responder ante la historia respecto a sus decisiones en este período transitorio de su Presidencia en que ha prevalecido hasta hoy su interés personal sobre el de la nación a la que debió servirle. Ha aprovechado el derecho democrático de participación ciudadana como es la Consulta Popular y Referendo para obtener réditos de la politización del pánico. Nos ha lanzado a una guerra prolongada, al servicio de los intereses de los Estados Unidos. La política internacional que ha desplegado, carente de diplomacia, le ha llevado al Ecuador a una delicada circunstancia en el mundo. Si de su parte mantiene el conflicto diplomático con México está atentando con su capricho, prepotencia y entreguismo, en contra de los destinos de nuestro país. Está provocando un estado que apunta a la desintegración en la convivencia internacional.
Los ecuatorianos anhelamos la paz, pero el camino para encontrarla no es el de las armas y la guerra. El Ecuador exige que se respete su territorio, su soberanía y amistad con todos los pueblos del mundo. Esta guerra no es nuestra, no es fruto de ningún conflicto interno que tengamos. Es una acción impuesta por la política expansionista que ha sumido a los pueblos por medio del engaño y de la guerra. El puritanismo norteamericano de la prohibición del consumo de drogas no ha logrado en sesenta años de esta guerra erradicar el narcotráfico, más aún, le ha engrandecido, le ha ensalzado y puesto sobre el pedestal que hoy ostenta, erigido sobre corrupción, crimen y despojo. La única forma de desalentar al narcotráfico que se beneficia de la guerra, es el método pacífico que debió implementarse desde hace mucho, de liberación total del consumo de drogas. Un llamado que se torna urgente comenzar a tratarlo.
No esperemos al Mesías prometido que nos ayude en la guerra contra el narcotráfico, bien sabemos que se trata de un aprendiz de dictador, tiranuelo disfrazado. Para quien venga a nosotros con ese cuento, cabe repetirle las palabras del Papa Francisco: “cuidémonos de los Salvadores sin historia”. Los únicos salvadores del Ecuador, seremos nosotros, ¡los ecuatorianos auténticos!
Activista de la revolución de “Mayo del 68”. Jugador de Ajedrez y Go de competencia. Legislador por Azuay, Vicepresidente de la Comisión de Medio Ambiente, (1983). Co fundador activista y Director del grupo ecológico Tierra Viva (1985). Co fundador de Inti Uma (1992). Descubridor, diseñador y difusor de la cocina solar (1990-2020), miembro del Solar Cooker International (1990 -2020). Profesor del Colegio Benigno Malo (1968-2011), de la Universidad de Cuenca (1985-2011).