NO ES FICCIÓN
Nunca me ha interesado ver series o películas de narcos, pues en mucho -según lo que me han contado- se vuelven una apología del delito.
El acercamiento a la temática llegó sin embargo a través de la literatura. Leí hace algunos años La Reina del Sur del español Arturo Pérez-Reverte, La virgen de los sicarios del colombiano Fernando Vallejo y en estos días Noticias del nuevo reino del ecuatoriano Juan Carlos Calderón; historias de ficción, basadas en hechos reales, en las que no me encariñé con los personajes mafiosos, ni admiré la inteligencia de los jefes de la mafia, ni me cautivaron las historias, reconociendo –eso sí- que están muy bien contadas.
Con los dos primeros libros, leídos en 2006 y 2011, pensaba que lo que pasaba en México, Centroamérica y Colombia, nunca ocurriría en Ecuador, porque éramos una “isla de paz” y las mafias estaban lejos de nuestras fronteras. En 2024 que leo el de Calderón, es evidente qué estaba equivocada, hace rato el país había cambiado, ya no es sólo un sitio de paso de la droga, sino que hay bandas delincuenciales instaladas y bien organizadas, que se fueron afincando con la concupiscencia, complicidad e incluso protección de autoridades llamadas a combatirlas.
Me sigue sin interesar ver series o películas de narcos, pero para atisbar como actúan, no hace falta, basta ver o escuchar los noticiarios, las plataformas digitales o las redes sociales, que nos cuentan ya no sólo lo que pasa en otros países o latitudes, sino en el Ecuador como protagonista de primera línea.
Desde 2021, hemos asistido estupefactos a masacres carcelarias, provocadas por los propios reclusos que iban develando el horror y el nivel al que se había llegado. Nos enteramos de jefes de bandas a los que se les concedió la libertad sin haber cumplido la condena, otros que fugaron y otros que fingieron su muerte…, así como los nexos y operadores que fungiendo de empresarios, políticos, jueces, abogados, publicistas etc. actuaban a vista y paciencia de quienes se hacían de la vista gorda.
Desde diciembre del año pasado (2023) en que se realizan los operativos del caso “Metástasis”, nos hemos enterado a través de los medios de comunicación, de las audiencias públicas en los procesos judiciales, de los datos adicionales y criterios que se emiten en los programas y columnas de opinión; de cómo el narcotráfico y la delincuencia organizada lo han permeado todo y no es una exageración. En marzo se devela el caso “Purga” y en abril “Plaga”, sin que debamos olvidar otros como “Encuentro”, “Singue”, “Odebrecht”, “Las Torres”, etc. y probablemente aparecerán más en el tiempo que le queda a la Fiscal General Diana Salazar.
Escuché los testimonios anticipados rendidos en el caso “Metástasis” por Mayra Salazar y Hélive Angulo (alias Estimado), me sorprendió la claridad del relato y diría la sangre fría con la que se narraban los hechos, en una cronología que parecía haber sido redactada cuidando los detalles, la mayor parte del tiempo en la voz no se transmitía ninguna emoción, sólo al final Mayra Salazar parece quebrarse, se disculpa porque dice que sus actuaciones no fueron las correctas y que colabora para enmendar los errores cometidos ¿?.
Escuchando y leyendo sobre “Metástasis”, “Purga” y “Plaga”, en muchos momentos he tenido que hacer pausas, pues es imposible evitar el asqueo, la sorpresa y la incredulidad, pues aunque es evidente lo que ha pasado, no me cabe en la cabeza tanta podredumbre, el cinismo del que hacían gala los ahora implicados en estos procesos, como los impresentables que dirigieron el Consejo de la Judicatura -que por otras actuaciones ya nos daban vergüenza desde hace rato-, o los jueces procesados, aunque no imaginábamos que fueran parte de una organización delincuencial.
Visto lo visto, quien sabe que más aflorará, pues como se dice, no hay crimen perfecto y nada queda oculto bajo el sol, esperamos que las investigaciones permitan identificar a todos, y que como alguien dijo, que sigan temblando los corruptos y delincuentes, que el miedo se les haya instalado en el cuerpo y que los paralice, así como a otros que sin ser parte de la organización delincuencial, ni haber recibido sobornos o “pago por favores”, aceptan compartir o buscan la amistad o relacionarse con quienes aparecen de la noche a la mañana con fortunas que seguro no pueden justificar.
Estos acontecimientos protagonizados e impulsados por la Fiscal General y su equipo, nos dan algo de esperanza, quisiéramos pensar que se ha iniciado –ojalá- el desmantelamiento de las estructuras criminales, pero quizá eso sea pecar de ingenua, pues se necesita que los jueces actúen en consecuencia y que los abogados defensores no pretendan colocar a los procesados como víctimas, ni utilicen cuanta argucia o incidente se les ocurra para dilatar los procesos y buscar impunidad.
Hay que estar pendiente del avance de los procesos, ojalá no aparezcan más delincuentes con título.
Portada tomada de ecuavisa.com
Mujer estudiosa y analítica, lectora atenta y escritora novel. Doctora en Jurisprudencia y Abogada – Universidad de Cuenca, Máster en Gestión de Centros y Servicios de Salud – Universidad de Barcelona, Diplomado Superior en Economía de la Salud y Gestión de la Reforma – Universidad Central del Ecuador. Docente de maestría en temas de políticas públicas y legislación sanitaria –Universidad Católica de Santiago de Guayaquil; en el área de vinculación con la sociedad, legislación relacionada con el adulto mayor – Universidad del Adulto Mayor. Profesional con amplia experiencia en los sectores público y privado, con énfasis en los ámbitos de legislación, normativa y gestión pública.