PANEM ET CIRCENSES: LA IMPORTANCIA DE LO OCULTO EN DESMEDRO DEL SUPERFLUO FACHADISMO
Panem et circenses es una locución latina que significa “pan y espectáculos de circo”; su uso es, tradicionalmente, aplicado de forma peyorativa para referirse a gobiernos que con el objetivo de mantener a la población tranquila y encubrir situaciones controversiales, les provee de comida y espectáculos de baja calidad. Dicha premisa permite introducirnos de lleno en torno al fachadismo que, según la definición de la RAE, es una política administrativa estatal que se contenta con aparentar que actúa, en pocas palabras su finalidad se suscribe en sólo priorizar lo que se ve o es superficial y no proporcionar la atención que amerita lo oculto, la raíz, el alma del problema.
Este modus operandi es propio de las sociedades latinoamericanas y pone al descubierto la naturaleza barroca de los pueblos de este lado del mundo. Un ejemplo, a escala nacional, fue el que se suscitó en Guayaquil, en el contexto de la rehabilitación del Malecón 2000, donde se intervino de manera prolija todo este tradicional espacio y se lo embelleció, pero poca o casi nula atención recibieron las problemáticas sociales que en él tomaban lugar y se optó por cercarlo con guardias que impidan el ingreso a los desnaturalizados que no mimeticen con el entorno hermoseado.
Sin duda, este tipo de práctica puede ser muy nociva para un pueblo, porque el mismo adquiere una sensación de falsa tranquilidad al vislumbrar un cambio significativo en lo que se ve, pero ¿qué pasa con lo que no? con lo que yace por detrás y es la parte medular. Hecha esta reflexión y extrapolándola a un caso de cariz mucho más agradable, pero que refuerza la idea del fachadismo como praxis destructiva, ya que si la meta es obtener buenos resultados es necesario focalizar la mirada en lo que no se observa, me he decantado por poner sobre la palestra un ejemplo relacionado con la conservación y puesta en valor del patrimonio edificado cuencano.
En dicho sentido, hace un par de años atrás se me encomendó la elaboración de una reseña histórica sobre un inmueble ubicado en la intersección de la calle Gonzalo Cordero Dávila y avenida Fray Vicente Solano, el cual había pertenecido a Leoncio Cordero Jaramillo, alcalde de Cuenca y fundador de SOLCA. Esta vivienda fue diseñada por Jorge Roura Cevallos y en ella convergen diversidad de estilos, yendo desde evocaciones al español-californiano, pasando por detalles de la arquitectura de las líneas rectas y finalizando con saberes de la tradición vernácula constructiva del Austro ecuatoriano.
Sin embargo, la necesidad de dicha investigación yacía en que era un insumo primordial antes de proceder a la restauración del bien, siguiendo la política municipal en relación a este tipo de intervenciones. En este contexto, lo interesante fue que Pedro Moncayo Torres, arquitecto que lo rehabilitó y autor de la imagen que ilustra esta nota, empleó a cabalidad el estudio que yo ejecuté y en base al mismo realizó la conceptualización de su proyecto; es decir, fue una suerte de traslación de la historia a un lenguaje arquitectónico.
Así, utilizó distintas texturas para evidenciar sus diferentes estadios históricos, por lo que procedió a dejar sin revoque la parte más antigua del edificio mientras que los añadidos, que fueron ejecutados casi tres décadas después, los enlució. Considero a esto una estrategia interesante que nos habla de una restauración concebida desde nociones contemporáneas, pero que a su vez a través de dicho lenguaje buscó resquicios para mostrar una lectura apropiada del objeto intervenido, donde se apeló al respeto por su historicidad y, por ende, que apostó a su particularidad como un bien que es muestra plausible del acervo inmueble de la anterior centuria.
Al día de hoy, este espacio acoge variedad de comercios como restaurantes, boutiques, panaderías, entre otros y ha sido bautizado como Casa Solano. Definitivamente, este proyecto, por su modus operandi, aunó esfuerzos por primero desentrañar lo que el simple ojo no ve, es decir, el alma de la vivienda y en base a eso y desde lo tangible buscó la forma de evocar esos silencios, en este caso la materialidad. Así, un objeto, que aparentemente, es un ser inerte cobró de cierta manera vida propia, al contarnos su evolución en el tiempo mediante sus diversos detalles.
Cabe enfatizar que esto nos habla de la jerarquía de la Historia como un área del conocimiento aplicable en cualquier ámbito, ya que todos lo que nos rodea e inclusive nosotros mismos poseemos una historicidad; no en vano, la cana que hace poco pudo aparecer es producto de un episodio que marcó nuestro transcurrir y realizando una analogía con el proyecto, el ladrillo visto viene a simbolizar ese pelo blanco, pero que, con seguridad, nos hizo más sabios, profundos y conectados al lugar que tenemos en este plano.
Por lo tanto, como alguien especializado en dicha asignatura me veo en la obligación de hacer hincapié en su categoría y que en proyectos de dicho calibre determinar, como antesala, la evolución de un inmueble es una necesidad, para que la posterior rehabilitación se haga dentro de los cánones más idóneos y la misma no sea superficial, sino que esté bien cavilada y ese lenguaje intangible traslado a algo que se puede ver y tocar.
En conclusión y tomando como ejemplo este caso, es que se puede vislumbrar la importancia de huirle al superfluo fachadismo y, siempre, procurar ir al fondo de las situaciones, porque no caben vacilaciones al afirmar que en lo que no se ve es donde está el meollo, la esencia y la razón de ser de lo que se pretende comprender y/o resolver. Sin duda, al potenciar este método de actuación podremos iniciar el cambio hacia un mejor camino y no quedarnos como simples espectadores conformes, tal cual nos bastará el panem et circenses.
Humano curioso, observador y pensador innato. Amante de la historia, cultura y geografía. Licenciado en Gestión Cultural por la Universidad de Los Hemisferios (Quito); máster en Historia del Arte por la Universidad de Sevilla (Sevilla); especialista en Gestión de Museos y Centros Culturales por la Universidad del Azuay (Cuenca). Se dedica a la investigación de manera independiente y su área principal de indagación está centrada en la historia arquitectónica, social y cultural de la capital azuaya y sus alrededores.