LA VIDA AMENAZADA
La Guerra
Si miramos la historia humana, la vida humana ha estado permanentemente amenazada por la guerra; la historia misma es un acumulado de guerras con escasos momentos de paz. La paz de los territorios, siempre conseguida mediante guerras y sucedidas por nuevas guerras, ha durado a lo más un par de centenas de años, y ello debido al poder absoluto de algunos grandes imperios; -de los registrados, quizá el imperio Pesa, la famosa “pax romana” y fuera de ella algunos períodos del imperio chino-; en muchos territorios y pueblos del mundo conseguir cinco décadas de paz ya es un milagro – en la biblia, hay muy pocos años de paz en cualquiera de las épocas de su historia-.
Durante los dos últimos milenios, el surgimiento de Europa, cuna de la civilización occidental, es un mosaico de guerras sin fin. Sin ir muy atrás y más lejos, en la primera mitad del siglo XX acontecieron por primera vez dos guerras mundiales, que quizá nos hicieron pensar que nunca más, algo así debía ocurrir, bajo la amenaza de una conflagración atómica, pero en cambio en la segunda mitad del siglo y hasta hoy que ya hemos recorrido casi un cuarto del XXI, se han multiplicados las “guerras de baja intensidad” y estados de guerra no declarada en amplias zonas regiones de los países de la antigua Unión Soviética y en el tercer mundo africano; las más de ellas siempre con causas vinculadas con el colonialismo. Las nuevas generaciones, que han olvidado pronto, el pasado reciente, hoy parecen más dispuestas a embarcarse en nuevas aventuras violentas.
En estos días los medios de comunicación nos bombardean de noticias relacionadas con la guerra de Israel con Hamas, de Rusia con Ucrania, callan sobre otros conflictos en África y la guerra en Ecuador entre el Estado y el crimen organizado ha pasado al tercer lugar de preocupación de nivel mundial. Cierto líder ecuatoriano, afecto a la vanidad de los titulares podría decir: “Estamos haciendo historia, por primera vez, el Ecuador ocupa uno de los índices mundiales mejor rankeados”. También en el discurso oficial, se registra el hecho de que Ecuador, definitivamente ha dejado de sr la “isla de paz” y disputa el protagonismo de los lugares más violentos el mundo.
La guerra, las guerras y toda su parafernalia lingüística de causas y consecuencias atraviesa toda la biblia, miento, solo están ausentes en los relatos de la creación y en la prehistoria del Génesis, pero ya las encontramos desde la historia de Abraham hasta el Apocalipsis. Tal parece que la guerra constituye un paradigma fundamental de la historia humana y religiosa del mundo. Los teólogos de la redacción de la biblia tuvieron éxito en exorcizar la creación de la referencia al paradigma de la guerra -aunque no de la violencia- bajo la bandera del monoteísmo en un acto de lucides amorosa de Dios ya que debieron eliminar de las fuentes mesopotámicas las guerras de dioses que están presentes en la mayoría d las mitologías del mundo antiguo. Sin embargo, hay que decir que no hemos logrado superar el paradigma de la guerra en lo que respecta al desenlace de la creación y del fin el mundo: Una guerra apocalíptica entre el bien y el mal. Un final sin guerra es todavía una tarea pendiente de la teología.
Si descendemos a la historia de Israel, nos volvemos a encontrar con la violencia y la guerra, casi en todas las páginas del Antiguo Testamento. … Solo en momentos de esta historia, cuando la guerra lo ha destruido todo, se pone en boca de Dios, promesas de salvación que excluyen la guarra como instrumento: Os 1,7: No, los salvaré, con arco ni espada ni guerra, ni con caballos ni con jinetes; 2,20: Haré en su favor un pacto aquel día… arco, espada y guerra los quebraré lejos de esta tierra; Is 9,6: Grande es su señorío y la paz no tendrá fin para restaurar la equidad y la justicia. … Efectivamente, puede constatarse que en el post exilio las alusiones a la guerra como paradigma de protección divina van disminuyendo, por lo menos en la literatura canónica. En todo caso ese cansancio de la guerra y sus horrores hace que las oraciones y sueños de los justos de Israel clamen por la paz.
En el tiempo de Jesús podemos ver que el apelo a la guerra permanecía vigente en movimientos como el de los Zelotes. Que aguardaban un mesías político-militar-religioso, al estilo macabeo. El movimiento iniciado por Jesús no iba por ese camino … En el Nuevo Testamento la guerra es una metáfora, solo se encuentra en en el Apocalipsis y siempre originada desde los malvados. Cuando se la menciona se evocan las guerras del pasado como ejemplo y estímulo del valor y tenacidad que se necesitan en el presente cristiano para enfrentar las persecuciones y dificultades. Por ello se utiliza con profusión otros sinónimos como el de la combate y lucha, y palabras como “división” la partícula “contra”.
Hay dos versiones de la lucha, el combate y la contradicción, que a la postre son dos caras de una misma lucha escatológica: la lucha entre el bien y el mal que tiene una dimensión terrestre en el corazón de cada creyente por no dejarse vencer por el mal, el temor y la desesperanza, que se juega en la cohesión y fidelidad de la comunidad en la práctica de los lazos de amor y solidaridad, en el acompañamiento y apoyo a la predicación del Evangelio. Los enemigos de esta lucha, según san pablo son los agentes del Príncipe de este mundo, el maligno que domina controla los poderes de los gobernantes y de la propaganda pagana.
La lucha de los cristianos es sostenida por la esperanza de la vida, que es el bastión por conquistar. Esta lucha espiritual tiene como fundamento el ejemplo del testimonio de Jesús y la fuerza del Espíritu que brota de su pascua, muerte y resurrección, y es alimentada por la tensión que espera el retorno de Jesús, para llevar el reino a la plenitud y conceder la corona del triunfo a los que han perseverado con él hasta el fin. En el Apocalipsis, la crisis final, vuelve a radicalizar la lucha, y por ello vuelve a plantearse como una guerra cósmica en el cielo y en la tierra entre el Dios de la vida y el Dragón y sus ángeles rebeldes y las bestias imperiales investidas de su poder. El combate escatológico es liderado por el Fiel y Veraz, el Cordero que estuvo muerto, pero ahora vive para siempre, quien aniquila el mal con la espada de su boca.
Violencia
En las últimas encuestas de percepción en Ecuador, la violencia ocupa los primeros puestos de preocupación de los ciudadanos. La violencia se define en los manuales como el “uso intencional de la fuerza física o el poder real o como amenaza contra uno mismo, una persona, grupo o comunidad que tiene como resultado la probabilidad de daño psicológico, lesiones, la muerte, privación o mal desarrollo”. La vida, ya lo hemos dicho en la introducción al tema de Paz y Violencia, posee una cierta cuota natural de violencia; la propia naturaleza se comporta a veces de manera violenta; en la medida que los individuos, guiados por el instinto de conservación y autoestima y el deseo de satisfacer sus necesidades ejercen presión sobre otros, o por parte del estado, obligado a poner orden y disciplina en la sociedad para una convivencia más o menos armónica. Podemos decir que estas violencias son parte de las negociaciones cotidianas con la naturaleza y con los otros para lograr un equilibrio aceptable, proclive al florecimiento de la vida.
En la biblia, podemos detectar que, en los orígenes del orden sagrado del mundo antiguo, las religiones y la divinidad tienen un carácter violento y sanguinario. Yahvé no escapa de estas notas, su presencia misma es atemorizante en la entrega de Ley en el monte Sinaí: Fuego, fragor, truenos, relámpagos, huracanes, ruidos ensordecedores. Yahvé se llena de ira, de cólera y actúa, según los textos, con extrema violencia contra los enemigos de Israel -En el libro del Éxodo, la violencia contra Egipto, corre enteramente por cuenta de Yahvé, y también como castigo contra su propio pueblo, a través de las causas segundas: Sequías, inundaciones, granizadas, pestes etc.; y también suscitando/utilizando la violencia política de guerras sanguinarias, conquistadoras y dominadoras, en la que el hombre es el ejecutor de los misteriosos planes divinos en la historia. Los textos dan cuenta de que cuando los instrumentos de castigo se exceden y abusan de su posición de poder, también recibirán su propio castigo. Solo, más adelante, Dios, en la medida que perdona y defiende a los más débiles, va mostrando un rostro de paz, de misericordia y perdón y el castigo se interpreta no como venganza divina sino como actividad pedagógica.
Miedo, Terror, Pánico
El miedo, y sus extremos, terror y pánico, son es pulsiones y reacciones subjetivas ante amenazas reales o ficticias, sentimiento de desconfianza que impulsan a creer que ocurrirá un hecho contrario a lo que se desea. Hacen parte de los mecanismos del instinto de conservación, de manera particular cuando el sujeto el miedo percibe que la amenaza es muy superior a sus fuerzas o se enfrenta a una situación absolutamente desconocida. De alguna manera el miedo induce a dos actitudes: huir o esconderse; en el segundo caso se produce una situación paralizante y genera respuestas de sometimiento, humillación, obediencia estratégica. Por lo descrito el miedo es una herramienta utilizada por cualquiera que detente poder y quiera someter a quienes gobierna y tiene bajo sus órdenes. Por ello el miedo limita y hasta suprime el libre albedrío de las personas presas de miedo y pueden incluso, por lo menos debilitar las responsabilidades morales.
El miedo, en tanto que, producido por amenazas objetivas, resulta un sentimiento defensivo y prudente y razonable que modera la osadía imprudente de ponerle el pecho a las balas, como se dice, pero en la mayoría de las ocasiones es una reacción propia de personas débiles y pusilánimes, por falta de madurez, autoestima y valentía, cuando no por fobias de tipo sicótico irracional; cualquiera que sea el origen la verdad es que, con ejercicio y convicción, casi todos los miedos pueden ser superados: ello implica primero serenar el espíritu, tragar saliva, darse tiempo, reflexionar, razonar para dar paso a la planificación y ejecución de acciones que vayan en la dirección de desmitificar el objeto del miedo, que resulta sobre dimensionado. Por estas razones, los caminos de meditación, el ejercicio de la fe en Dios, la generación de autoconfianza, etc. son tan útiles en la superación de los miedos. De todo esto la Biblia nos habla de manera abundante.
En el Nuevo Testamento, predominan los sentimientos de seguridad, confianza, esperanza y paz; la paz interior es una da las percepciones subjetivas más importantes que logran los cristianos, incluso al enfrentar la persecución y el martirio. Sin embargo, le certeza del amor de Dios y de la paz, no han sido gratuitas, ha tenido un costo de angustia mu profunda en la vida y pasión del maestro Jesús. En efecto los relatos que anuncian y cuentan los relatos de la pasión muestran a Jesús en esta dimensión humana; en sus propias palabras Jesús dice que está angustiado hasta la muerte; de la misma manera sus discípulos y deben enfrentar las angustias del parto doloroso de la evangelización. Un principio fundamental del camino que conduce a la resurrección de la vida debe pasas por momentos de dolor, tristeza y angustia, que son pasajeros y no se comparan con la plenitud que se espera. Pablo da testimonio que ninguna angustia puede separar al creyente del Amor de Dios manifestado en Cristo.
Me identifico como ser humano y me agrada cuando me relaciono en ese nivel. A mis 75 años sigo aprendiendo y compartiendo las lecciones de la vida. Durante todos mis trabajos y servicios he considerado como tarea más importante pensar y suscitar el pensamiento. Puedo ser incómodo preguntando y re preguntando. Por ello tengo la estima y el afecto de muchos y también la resistencia de otros. No busco aceptación sino estar bien con la búsqueda de la verdad esquiva, hacer el bien que pueda y disfrutar de todo lo bello que hay en todo lo que existe.