LA CULMINACIÓN DE LAS COSECHAS: ÉPOCA DE DESCANSO Y EVALUACIÓN
Los pueblos originarios conocieron dos tipos de calendarios: un calendario agrícola festivo y el calendario ritual.
El calendario agrícola festivo está ligado a las tradiciones agrícolas de cada sector, zona o región. Cada cultura tiene sus propias costumbres, tradiciones, formas de vida y las celebraciones festivas ligada a los calendarios. Los ciclos agrícolas determinaron la organización del calendario agroecológico. Es el tiempo espacio en el cual es fundamental la organización cíclica de periodos de producción, siembra, maduración, cosecha y siembra. En este sentido nuestra cultura es agrocéntrica porque todas las acciones se organizan alrededor de la producción agrícola, y en esta relación ha desarrollado conocimientos de tiempo y espacio, principios y valores.
El calendario ritual se relaciona con la espiritualidad, los astros y los Apus; tiene que ver con las celebraciones de los cuatro raymis, en los cuales se realizan diferentes ritos. El rito es un conjunto de actos que se repiten siempre de forma invariable, es el momento en el cual se dan actos y símbolos que marcan toda la vida de las personas. Las celebraciones sociales, los rituales y los actos festivos son actividades que estructuran la vida de las comunidades reafirmando su identidad y su historia y son parte vital del ciclo de las personas.
Las ceremonias de la cosecha iniciadas en junio están por terminarse, algunas comunidades la denominan Sara Raymi. La celebración del Inti raymi es el fin de un ciclo agrícola y el anuncio del devenir e inicio de otro. Si celebramos Inti raymi, como la cosecha, nos lleva a reflexionar ¿qué vamos a cosechar, si no hemos sembrado, no hemos sembrado productos agrícolas? Sembrar y cosechar no solo el maíz, es decir productos, sino también se refiere a la siembra y cosecha de ideas, de proyectos en el caso de algunos políticos, dirigentes, líderes organizativos y educativos.
Terminar las cosechas y sus rituales es a la vez el inicio de un nuevo tiempo, el Pachakutik de la pacha. Entramos ya en un descanso de la tierra, de la semilla. Estamos en un tiempo en el que el viento suena, corre, levanta las hojarascas, golpea los aleros de las casas anunciando la llegada de las ceremonias a nivel andino a la Madre Tierra porque la Pachamama nos enseña a criar la vida y nosotros tenemos que dejarnos criar por ella. Julio y agosto son los hatun killa con hatun punchakuna, los meses más largos del año. Es la época en que se rotura la tierra para el cultivo y se la deja descansar porque ha cumplido un ciclo. Antes de la siembra durante los meses de julio y agosto es la pacha de la preparación de la tierra, el cumplimiento de actos de reciprocidad, ya que si no hay reciprocidad la energía se pierde y se anula la relacionalidad.
Por tanto, en estos meses, “preparar” significa también evaluar y autoevaluarnos, aclarar dudas; y, tiene que ser a nivel individual y comunitario, aclararnos para poder entendernos y plantearnos un reto. En lo político es necesario generar conciencia de nuestro accionar para alcanzar un bienestar colectivo. En educación, los docentes tienen que estar preparando y autoevaluando las falencias que tuvieron durante el año, reflexionar qué están haciendo para cumplir con lo que manda la Constitución para ser un Estado plurinacional e intercultural. Estar conscientes y actuar para que no desaparezcamos bajo un paradigma monocultural.
Julio y agosto es el tiempo de prepararnos, ir trabajando y resolviendo problemas, clarificando, para que al llegar a septiembre al Kulla raymi tengamos claro lo que vamos a sembrar, a iniciar sembrando en un nuevo ciclo, sembrar la nueva semilla. La semilla es el símbolo del nacimiento, del nuevo ciclo; es símbolo de vida y muerte porque ha tenido que morir para dar lugar a nuevas semillas. Por tanto, para iniciar la siembra de nueva vida se tiene que preparar, limpiar y alimentar a la Tierra. Muchas festividades y ceremonias que se realizaba a la Pachamama han sido reemplazadas por imágenes de muchas vírgenes. Así tenemos grandes fiestas a la Virgen del Carmen el 15 de julio y a la Virgen del Tránsito el 15 de agosto. La Virgen del Rosario, la Virgen del Cisne (agosto y septiembre). Estas fiestas no representan únicamente congregación o reunión de personas para la diversión, como se mira desde el mundo occidental, sino la fiesta es “acción simbólico ritual, cíclica, recurrente y periódica, la fiesta se entiende como un producto social que expresa y refleja valores, creencias e incluso intereses del grupo o grupos que la protagonizan” (Antonio Ariño cit. en Largo, 2015). En las fiestas es fundamental el baile en círculo y el pensamiento dual y de oposición atrás-adelante, izquierda-derecha que se expresa en “Alliman llukiman, shuk laduman tikrashpa, ama shuklla wañurichun”. De esta forma se tiene un equilibrio, se cumple el principio del balance y orden, concepto muy valorado por muchas culturas como la cultura Chavin que ha dejado grabado en un punzón o lanzón de piedra (Burguer Richard).
Nativa de Saraguro. pertenece a la nacionalidad Kichwa. Estudió en Zamora en la Escuela de Líderes. Cursó estudios universitarios en Cuenca. Es abogada, tiene estudios en lengua y literatura, es magister de Estudios de la Cultura y un Diplomado en Educación Intercultural Bilingüe. Maestra de secundaria y educación superior, investigadora. Ha publicado varias obras, así como artículos en revistas y periódicos. Ha desempeñado varios cargos vinculados a Educación Bilingüe. Es conductora del programa Ñukanchik llata Kashpa (Nuestra identidad) en la Radio comunitaria de Saraguro “KIPA RADIO”, FM 91.3.