MONSTRUOSIDADES DEL PODER POLÍTICO
En la historia política del país se han cometido monstruosidades en el ejercicio del poder por parte de algunos gobiernos de turno que muestran hasta dónde puede llegar el sectarismo, la intolerancia, los odios políticos y la corrupción.
El hostigamiento, las amenazas, violaciones a la correspondencia y la intimidad, chantajes, provocaciones, espionajes, intervenciones telefónicas, censuras, agresiones físicas, afectaciones al honor, atentados al domicilio, utilización del control laboral, tributario, aduanero y de la Contraloría para la persecución a críticos y opositores, manipulación de la justicia, uso arbitrario de la fuerza pública, detenciones y retenciones abusivas, torturas, desapariciones, represiones violentas y asesinatos, forman parte de las atrocidades del poder político.
La muerte del ex General y Comandante de la FAE, Jorge Gabela, al juzgar por las investigaciones realizadas, se trataría, presuntamente, de un crimen de Estado motivado por las denuncias públicas realizadas por dicho jefe militar sobre la no idoneidad técnica de los helicópteros Dhruv que estaban comprándose, es decir un crimen motivado en la corrupción del poder.
Las revelaciones de lo ocurrido en el caso Gabela causan profunda alarma, indignación y preocupación social, ante lo cual, la justicia penal debe investigar a fondo y sancionar, de ser el caso, a los responsables intelectuales del crimen y de las maniobras para ocultar, distorsionar o mutilar el informe emitido por el perito Roberto Meza.
De las investigaciones sobre el caso Gabela se desprende que el crimen fue planificado para que aparezca como resultado de un acto delincuencial común, un asalto, y luego las acciones para encubrir las verdaderas motivaciones del hecho criminal.
Las actitudes cínicas y mafiosas para dejar en la impunidad el crimen político de Estado, hubiesen podido dar resultado, a no ser por la actitud decidida, perseverante, valiente y consecuente de la viuda del General Gabela, señora Patricia Ochoa, quien se enfrentó desde el inicio mismo a las maniobras asquerosas para ocultar las verdaderas motivaciones del asesinato.
Por eso llama la atención, que, quienes deberían mostrarse como los más interesados en que brille la verdad, curiosamente, más bien, en forma desafiante, tratan de hacer humo, sembrar dudas e incertidumbre frente al hecho alevoso.
En el país varios presuntos crímenes de Estado, aun esperan su esclarecimiento y sanción, pero como no hay crimen perfecto, y se cuenta con datos e información de los actos criminales y su entorno social y político, existe la posibilidad de que no queden en la impunidad, aunque por los indicios y las presunciones que se infieren, existe una conciencia social que acusa, por más que el poder se esmere en ocultar o tergiversar la realidad, sin reparar que la transitoriedad de un gobierno no podrá finalmente con la verdad que clama justicia.
Más allá de los hechos singulares, el ambiente político propicio para los crímenes de Estado, bajo gobiernos de cualquier signo ideológico, se genera con el poder concentrado e incontrolado, la penetración mafiosa en el sector público, impunidad constante, justicia lenta y corrupta, limitación de la libertad de información y medios de comunicación vinculados al poder económico y político o usufructuarios del mismo, y, por supuesto, la naturalización de la corrupción y la delincuencia estatalmente organizada. La ciudadanía debe reaccionar con energía frente a las monstruosidades del poder, vengan de donde vinieren, porque caso contrario, se podría, en el fondo, institucionalizar una suerte de terrorismo de Estado, que se refuerza con la utilización cínica y desvergonzada de las redes sociales, propio de la delincuencia más avezada, para negar y negar lo sucedido, hasta transformar la mentira en verdad, haciéndolo con tal maestría, que el jefe de la propaganda nazi fascista, Joseph Goebbels, queda
Asesor jurídico, articulista de “El Mercurio”. Participa en algunas organizaciones ciudadanas como el Cabildo del Agua de Cuenca, el Foro por el Bicentenario de Cuenca y en una comisión especial para elaborar el Sistema Nacional Anticorrupción.