MARCHAS
Y el lenguaje cambia en el Ecuador; de la petición se pasa al reclamo y de allí a la rebeldía, es así como se comienza a ejecutar la justicia por “mano propia” y los delincuentes son castigados, apaleados, ortigados y en ocasiones apuñalados por los ciudadanos que, a fuerza de no sentir la protección de las autoridades, deciden actuar de forma violenta y vengativa.
Estos comportamientos indican el estado de descomposición de una sociedad desamparada y en estado de emergencia, agónica y sin “cuidados intensivos” es decir el terror y la desesperación forman una amalgama con la corrupción, cinismo, populismo y narcotráfico, entre otras pestes, que constituyen su día a día.
El ciudadano común se cansa del diagnóstico y de las verdades a medias entonces recurre a la violencia como forma de protección a su familia y a sí mismo, en un esfuerzo inaudito deja el diálogo, la mediación y el razonamiento porque la pérdida de su confianza así lo dicta. No hay fe en los políticos y en la política; conoce hasta el cansancio los juegos de poder, sabe de las frustraciones y de las largas filas de desocupados y las componendas en cada institución pública; intenta no recurrir a ninguna de ellas porque conoce el procedimiento y reacciona.
La violencia ciudadana va en aumento, cada vez es mayor y la fiera de ese “león dormido” es manipulada mientras aquellos que detentan el poder y la droga sonríen en las sombras. De allí la importancia de las marchas.
Las marchas que reclaman desde la palabra, la presencia del habitante y el vecino en las calles; armados a partir de su valentía con letreros alusivos, sin armas y el grito en la voz que reclaman por sus derechos. Cansados del discurso melifluo, del populismo y los suspiros hipócritas de las autoridades de turno, insisten en sus demandas antes del caos.
Las marchas en contra de la delincuencia, por la ausencia de vías y el consiguiente aislamiento del sur del país, las marchas por las mujeres y su indefensión, los femicidios y crímenes diarios, estas manifestaciones son indispensables, urgentes y necesitan nuestra presencia.
Una sociedad responsable de sí misma requiere ser representada por los diferentes gremios: amas de casa, estudiantes, intelectuales, obreros, artesanos, inclusive policía y trabajadores públicos, es decir todos aquellos que somos víctimas de unos pocos que nos extorsionan a través de distintos mecanismos, por lo tanto, debemos reclamar como prevención para mayores desastres.
“Tanto va el cántaro al agua que al fin se rompe” dice un viejo refrán, la realidad que vivimos debe ser canalizada en democracia.
Poeta. Gestora cultural. Articulista de opinión. Ha recibido varios premios de poesía y al mérito laboral. Ha sido jurado en diversos certámenes nacionales e internacionales. Ha publicado diversas obras, así como Literatura infantil, Sus textos han sido traducidos a varios idiomas y figuran en diversas antologías nacionales y extranjeras.