LA CRUZ DEL SUR Y LAS MONTAÑAS EN EL PENSAMIENTO ANDINO
Aymuray killa (mayo) es la antesala al ceremonial de Intiraymi. Se inicia para pedir permiso y autorización para la cosecha. Ceremonias que se realizaban en las montañas, las cuales constituían nexos entre la vida de los pueblos y sus deidades. La veneración a los cerros se vincula con la religiosidad y la cosmovisión relacionados con el culto a los antepasados, la fertilidad, los ciclos meteorológicos y la observación del cielo: de ahí, que la devoción a las rocas podía responder a diferentes motivos, como ser los propietarios pétreos de los territorios, héroes culturales, como los pururaucas o antepasado convertidos en piedra.
Cuando estas rocas se integraban espacial y visualmente en las estructuras del Tawantinsuyu eran consideradas muy importantes. Era una herramienta estratégica que servía como un marcador visual de las relaciones entre el Inca, el paisaje y los pueblos integrados (Christie 2009: 109). Estos rasgos topográficos demarcaban el espacio simbólico de acercamiento al sol y a las entidades tutelares, apus o pacarinas de los ancestros fundadores de las comunidades. Cuando los pueblos fueron integrados al Tawantinsuyu, los paisajes andinos fueron reconceptualizados y resignificados (Dean, 2007: 184). La construcción de un paisaje cumplía un rol clave en la creación, mantenimiento y consolidación de identidades territoriales (Nogué 2010: 127, 184), así como en sus mitos, historias y tradición oral.
Desde la observación de los astros, mayo es importante por la presencia de la Cruz del Sur, que es una constelación del hemisferio sur celeste, llamada Chakana en la cosmovisión andina; la chakana o chaka hanan significa el puente a lo alto: Chakay, cruzar o puente. Constituye la síntesis del pensamiento andino. El cronista Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua, en 1613, en su dibujo del Altar Mayor de Koricancha nos muestra la chakana en forma de una X entre el kay pacha y el hanan pacha como puente o escalera que permite a las personas su conexión con el cosmos (www.pueblos originarios.com).
La Cruz del Sur o Chakana el día 3 de mayo adquiere la forma astronómica de una cruz perfecta, en posición vertical respeto al polo sur. Los cuatro extremos de la chakana representan las cuatro direcciones (norte-sur-este-oeste), los solsticios y equinoccios que se relaciona con las estaciones y los raymis. Entre el pawkar raymi y el inti raymi hay un espacio intermedio dedicado a la celebración de la chakana, en el mes de mayo.
Bajo este sentido, mayo es la fiesta de las cruces en casi todas las comunidades; así en Shiña, Chunasana y Morasloma lo llaman “la fiesta de las cruces” y lo hacen con grandes celebraciones con la participación de priostes con vestidos especiales llenos de símbolos.
Por tanto, las comunidades andinas jamás dejaron de rendir culto a la chakana y lo hacían en las lomas, en las montañas; la iglesia católica no había logrado la total separación de la sacralidad de las montañas, introdujo la imagen escatológica e implantó en esos sitios una cruz judeocristiana para que con lo visual de un madero con un Cristo sangriento de sufrimiento y dolor nos olvidáramos de nuestra espiritualidad. Sin embargo, continuamos realizando la fiesta a las cruces teniendo en la subconsciente esta relacionalidad bajo una forma modificada.
Finalmente, los cuatro puntos de la chakana se relacionan con los cuatro elementos del Pacha: Agua, Tierra, Aire y Fuego. Este símbolo está presente en diseños arquitectónicos de templos, adoratorios, monumentos como en Machu Picchu, en las artes, tejidos, collares, tokapus, unkus y en los kheros. De ahí que los pueblos nativos a los cuatro elementos fundamentales de vida (agua, tierra, aire y fuego) los llevamos en nuestra vida y marcan una direccionalidad por donde transitar, sin perdernos. Nosotros somos la representación de la Madre Tierra y por eso tenemos que luchar juntos; el cordón umbilical nuestro está unido a estos elementos, si nos separamos de ellos y la contaminamos nos lleva a la muerte.
Estamos ante una crisis civilizatoria del antropocentro por esa lógica de dominación del hombre por el hombre que reproduce modos de vida de un grupo de países ricos y países pobres, que va en contra del ecosistema y que lleva a la transformación y muerte de nuestros territorios.
En conclusión, la chakana es un símbolo milenario de los pueblos de los Andes, un anagrama de símbolos que encarna las creencias y conocimientos astronómicos y filosóficos de la cosmología andina, representa la espiritualidad que lleva a los niveles más altos de conciencia y que nos señala nuestra conexión profunda con los elementos fundamentales de vida. Por ello y ante la amenaza de destrucción de la vida del planeta urge descolonizar nuestros sentimientos y pensamientos para enfrentar esta crisis y buscar alternativas.
Referencia bibliográfica:
Dean, Carolyn, 1999 en Sanfuentes, 2011.
Cobo, [1653] 1964:166 en Sanfuentes, 2011: 185.
Nativa de Saraguro. pertenece a la nacionalidad Kichwa. Estudió en Zamora en la Escuela de Líderes. Cursó estudios universitarios en Cuenca. Es abogada, tiene estudios en lengua y literatura, es magister de Estudios de la Cultura y un Diplomado en Educación Intercultural Bilingüe. Maestra de secundaria y educación superior, investigadora. Ha publicado varias obras, así como artículos en revistas y periódicos. Ha desempeñado varios cargos vinculados a Educación Bilingüe. Es conductora del programa Ñukanchik llata Kashpa (Nuestra identidad) en la Radio comunitaria de Saraguro “KIPA RADIO”, FM 91.3.