CONTANDO HISTORIAS
Exposición temporal
Agosto/2021
Barrio El Vado – Cuenca
Al mirar estos cuadros íntimos y sinceros me he trasladado a las Cuevas de Altamira con sus animales escogidos y dibujados en las rocas para atrapar sus espíritus y poder cazarlos, y he vuelto a ver las hojas y las palomas recortadas y pegadas al lienzo de Henry Matisse y he sentido la grandeza humana que se expresa, que gime o baila, que llora o canta, que, pese a las horas duras, embellece a la vida con los latidos de su corazón y con las letras de la esperanza.
Las sensibilidades de las autoras exponen a nuestros ojos con retazos de colores, donde cohabitan aves y peces, montes cielos y seres, árboles inmóviles y caminos que esperan las plantas de los seres caminando al mañana, sí, avanzar, avanzar siempre, pese a los tropiezos, es el mandato de la vida; también se observan medios de desplazamientos como aviones, carros, canoas y el más antiguo y cierto para los humanos, las piernas, nuestra piernas que nos llevan a donde nos propongamos llegar.
Esta muestra presentada en Cuenca hace unos días, de formas y colores, es más que una muestra de arte, es una reunión de historias humanas, de corazones palpitantes, de mujeres valientes que no claudican en sus propósitos de nuevos retos.
La técnica de arpillería es realizar cuadros sencillos, con trozos de telas en una especie de íntimo, sincero y colorido collage, Cuadros con retazos de telas como retazos de vidas que, al unirse con el corazón de cada una de las mujeres venezolanas, colombianas, o ecuatorianas, nos entregan historias duras y esperanzadas de la movilidad, de ese grito humano por encontrar lugar en una sociedad diferente de las suyas.
La muestra de estos bordados de contenido social directo y activo y de importancia humana, quedan como testimonio de la migración en nuestra América, y como una confesión íntima de sus protagonistas, pese al entorno duro y contrario en que se desenvuelven. Estos cuadros son formas subjetivas de sentir las situaciones y darles contenidos humanos, vidas cotidianas de propias experiencias; no son cuadros de festejos, sino de realidades que acontecen e involucran a millones de seres humanos en situaciones de movilidad en búsqueda de respuestas institucionales y sociales menos egoístas.
La migración separa a los afectos, corta las raíces y nos planta en un futuro incierto, nos enseña e impone, la indispensable solidaridad entre todos. No con esa palabra terrible que es la caridad, sino con el vocablo luminoso que es la solidaridad. Ayer por mí hoy por ti es la verdad presente y a la que, desde todas las instituciones nacionales e internacionales, desde todas las manos individuales y comunes, debemos hacer efectiva con hechos no con palabras. Seamos dignos de la vida y de llamarnos hermanos no con la gratuidad de las palabras sino con la certeza de los hechos.
Hermanas de América, una sola voz se levanta desde esta exposición de textiles y unión, con el sólo propósito de que nadie, ninguna, olvide que la vida se sostiene por las manos unidas, que la palabra más bella en todos los idiomas es compartir; compartir el amor, los bienes, los abrazos y los propósitos de vida justa para todas, porque la vida, esta transitoria vida, es el regalo cierto que tenemos.
Desde el centro de mis sentires, recalco que pueden contar conmigo, sabiendo que pueden contar también con el Ecuador y los/as ecuatorianas/os. Compañeras de ruta, abrazo a cada una de ustedes y aplaudo a cada uno de sus bordados como sincera hermana de ustedes.
¡Viva la vida repartida en todas las manos y en cada uno de nuestros corazones!
Carmen Lucía Cordero.
Licenciada en Ciencias de la Educación, especialización de Historia y Geografía. Docente e investigadora universitaria. Magíster en Conservación y Administración de Bienes Culturales. Restauradora de bienes muebles. Especialista restauradora de textiles, escultura policromada y pintura de caballete. Investigadora especializada en Museología y Museografía. Investigación, conservación y reinterpretación del patrimonio cultural textil.