REGULADOS
Me es imprescindible regresar a la arena virtual de este espacio con un tema que ya casi entra en el baúl de los recuerdos: la manifestación racista de los señores (cuesta llamarlos “señores”, pero es imposible llamarlos “periodistas”) Andersson Boscán y Luis Vivanco, del portal La Posta.
Y para contribuir a que el olvido no sea tan vertiginoso, acá el recuento: el pasado cuatro de julio Boscán y Vivanco lanzaron el estreno de su programa La Posta XXX por el canal incautado TC Televisión. A la luz de la verdad debo decir que me enteré del estreno y del agravio proferido en esa emisión en contra de un líder indígena, Leonidas Iza, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, CONAIE, por las reacciones que desde esa misma noche se viralizaron en el ámbito de las redes sociales. Indignación que saltó a los medios, preocupó a sus jefes del Gobierno y terminó por traspasar fronteras.
Los “señores”, para cerrar la emisión de estreno, anunciaron un espacio de altísimos quilates teóricos y académicos -un poco calcado de Armando Hoyos, el personaje pseudo intelectual de Eugenio Derbez que define babosadas como representante de la “Real Epidemia de la Lengua” para el chiste fácil pero implacable- mediante la creación de un acróstico que según su genialidad, describe al personaje:
Campesino
Anarquista
Bronquista
Representativo
Obsesivo
Narcisista
¡Cabrón! Y atribuyeron esas características a Iza con aderezos como “tumbacasas con patas”, falacias como “tú que quemaste la Contraloría”, y dardos como “por qué no te quemas, Leonidas”. Ah no, perdón, los dardos no fueron verbales sino reales y se los clavaba en el rostro y cabeza de Iza a cada definición académica producto del coeficiente intelectual del par en mención.
El programa, que desafiante se lo presentaba como triple equis, no soportó 48 horas de críticas y se vieron obligados a salir del aire. Al puro estilo de Lenín Moreno, otro de sus clientes, que se atrevió a decir que él es un presidente que no se mereció un pueblo como el ecuatoriano, Boscán pero sobre todo Vivanco, sentenciaron que este país no está listo para un “periodismo” como el que ellos proponen. Y nos cerraron la puerta en las narices. “Quieren una disculpa, pues allí está”, trinaron en redes sociales.
Patético. Como patéticos los intentos por poner distancias con ese monumental error al Gobierno de su financista y especialmente en justificar que ellos no son los responsables de que se posicione en el imaginario la necesidad de una ley que regule a los autorregulados medios como La Posta y TC Televisión.
Como patética también la disculpa del gerente del canal, que salió a decir que el error de los conductores del programa fue la crítica a alguien por lo que es, y no por lo que ha hecho. ¿Sorprendidos? Pues sí, Rafael Cuesta, según mi opinión, se ratificó en que Iza es un cabrón, palabras más, palabras menos: “…no se lo cuestionó por lo que ha hecho, sino por lo que es, y eso está mal…”, es decir, no lo cuestionaron por lo que ha hecho –incendiar Quito en octubre 2019 según ellos- sino por lo que es –cabrón, según Vivanco, Boscán, La Posta y las tres equis-.
A lo largo de la semana los espacios de reflexión se activaron a nivel de gremios, universidades, portales, partidos y chats. Todos coincidieron, afortunadamente, en que los ecuatorianos no mismo estamos hechos para ese “periodismo frontal”, sin “mordazas”, “irreverente”, que en el fondo –y ellos lo saben- busca mantener el poder hegemónico y denostar, criticar, acabar con lo que ellos consideren una amenaza a ese poder hegemónico bicéfalo de la política como actividad y la comunicación política como estrategia.
Flaco favor al proyecto de ley remitido hace poco por Guillermo Lasso para devolver el papel de la regulación a los mismos que deben ser regulados: los medios de comunicación. Es decir, a partir de que se apruebe esa ley, será Boscán el que decida si lo que Vivanco piensa hacer está bien o está mal. Y si se equivocan y sepultan la honra de alguien, y de la familia de ese alguien, pues se van del aire a seguir haciendo lo mismo, pero en otra plataforma autorregulada.
El artículo 5 de esta ley, a la que pusieron a tambalear, enuncia en pocas líneas que “Los medios de comunicación deberán regular su propio comportamiento (sic) por medio de códigos de ética y políticas editoriales…”. Y aunque en el título del Capítulo III se enuncie lo concerniente a la responsabilidad ulterior, a lo largo del texto no se vuelve a mentar esta condición.
En este Ecuador de señas particulares, los retrocesos son más largos que los avances, y la evidencia fue que a mes y medio de derogado el reglamento de la Ley Orgánica de Comunicación vigente por parte del tictoker Lasso, los excesos no demoraron en brotar con toda la carga de racismo y discriminación que la impunidad garantizada permita.
Prefiero seguir engañado de que la autorregulación sí promoverá un mejor periodismo, porque desde que se soltaron las amarras no se ha visto un periodismo en crecimiento real en el sentido de derechos de las audiencias. ¿Ejemplo? Boscán, Vivanco, La Posta, Telecentro.
Aunque han ofrecido regresar a sus reductos digitales, La Posta tendrá un largo trecho para recuperar lo perdido: audiencia, la poca credibilidad y sobre todo el perdón de quienes no estamos a la altura de sus propuestas. Ah, y la pauta también.
Lecturas recomendadas:
Consultorio Ético (https://fundaciongabo.org/es/consultorio-etico/consulta/1974)
Los pelagatos (https://4pelagatos.com/2021/07/05/tambien-tc-se-salio-de-madre/ )
Periodista profesional por la Universidad de Cuenca. Articulista de Opinión en diario El Universo. Director de la Carrera de Periodismo de la Universidad de Cuenca.