ARTIVISMO
La Orquesta Filarmónica de Bogotá se dirige hacia la Plaza de Bolívar; es la cuarta vez en una semana que sus cien integrantes se reúnen presencialmente, a pesar de la pandemia, para insistir en el llamado a la No Violencia; la Oda a la Alegría de Beethoven, la Fanfarria para un Hombre Común de Aaron Copland, el bambuco “Soy Colombiano” de Rafael Godoy despejan corredores para ambulancias, enfermeros y pacientes de toda índole. La protesta pacífica es su llamado a la búsqueda de soluciones en la coyuntura política que vive Colombia.
Más allá, cuelgan de los puentes los muchachos y simulan la muerte en base a sus cuerpos que se balancean en el aire; una batucada cruza ensordecedora con sus tanques de plástico y los golpes de sus garrotes; mientras las mujeres provocan un performance frente a los escuadrones de la policía.
Es el artivismo que, esta vez, se hace presente en Colombia. Arte y activismo se conjugan en este acrónimo que tiene como significado “artista y activista” con un contenido social explícito. El artivista, por lo tanto, se encuentra ubicado, dentro de la antropología urbana, como el artista que busca reivindicar sus ideas, a través de las distintas manifestaciones en la calle, en contra de la sociedad de consumo, la globalización, las políticas de estado y la discriminación en todas sus formas.
Desaparece el escenario y se inaugura el espacio de interpelación directa ante las políticas estatales en las ciudades. El artivismo reúne, no sólo y únicamente a artistas e intelectuales, sino también a publicistas, comunicadores, grafiteros, diseñadores, arquitectos y creadores de toda índole que se reúnen bajo este epígrafe. Se trata de “agujerear la realidad” según Sánchez Petit con representaciones que desenmascaren las diferentes formas de dominación.
Los límites del artivismo son difusos como las luchas estéticas; uno de sus primeros antecedentes, pudiera ser el “Guernica” de Picasso, sin embargo, no dejamos de reconocer que el arte como decantador y transformador de la realidad ha existido desde tiempos inmemoriales.
Los años sesenta marcan un punto de quiebre con sus performances, y múltiples expresiones y la contracultura pero es a partir de los noventa cuando las marchas por los derechos civiles, inclusive las confrontaciones con la policía son reinterpretadas como estéticas.
Esa es la propuesta. El artivismo, sin embargo, como lucha reivindicativa urbana y política está lleno de paradojas.
La violencia generada por las desigualdades sociales, la ausencia de institucionalidad y políticas culturales sostenidas, la exterminación del pensamiento crítico, generan el caldo de cultivo de una territorialidad de clase media que protesta y que, en ciertos casos, llena de colorido las ciudades, pero que corre el riesgo de quedarse en eso o traspasar los límites.
El británico Bansky, el venezolano Arzola, Saskia Calderón en Ecuador, son algunos de los nombres que aparecen como artivistas. En definitiva, desvelar el espacio público como alternativa para el diálogo y el disenso, es decir como categoría política es el motor de este movimiento. No se trata de preguntarse si es o no arte, mas bien la reflexión está en que si es o no revolución, puesto que en muchos casos los desmanes, la quema de edificios, la interrupción e intrusión en los elementos patrimoniales y ciudadanos no significan nada más que una “fiesta sorpresa” o un pintarrajeado cuadro colorista que provoca tendencia en las redes sociales y en los medios de comunicación.
Se pierde la causa de la protesta y queda únicamente el maquillaje; se sacrifica el fondo por la forma y su afán publicitario. Sin lugar a dudas, en el caso de la Orquesta Filarmónica de Bogotá y otras agrupaciones emblemáticas su contribución a la No Violencia en Colombia ha sido intencionalmente verídica y ética.
Definitivamente la toma de conciencia ciudadana, sus responsabilidades y derechos, es decir, los límites, beneficios y peligros del artivismo deberían ser motivos de la reflexión académica y formar parte de su agenda universitaria.
Poeta. Gestora cultural. Articulista de opinión. Ha recibido varios premios de poesía y al mérito laboral. Ha sido jurado en diversos certámenes nacionales e internacionales. Ha publicado diversas obras, así como Literatura infantil, Sus textos han sido traducidos a varios idiomas y figuran en diversas antologías nacionales y extranjeras.