VOTO NULO, BUEN COMIENZO
Si el voto nulo constituye una actitud política, esta debe ser concertada, puesto que la decisión individual, siendo legítima, ejercicio libre de un derecho, carece de significado en el contexto político.
La participación ciudadana es la base en la construcción del estado y la delegación que los electores entregan a sus representantes, en este sistema de democracia representativa, lleva intrínseco el derecho a ser consultados en asuntos de interés público, a fiscalizar los actos de quienes ejercen funciones públicas e, incluso, a revocar su mandato.
La forma de actuar es conjuntamente con quienes persiguen similares propósitos y los partidos políticos o movimientos deberían ser los canales de participación popular.
No conozco, en las elecciones presidenciales del Ecuador, alguna que no haya tenido errores ni motivos de crítica y dudas en la asignación de resultados y distribución de dignidades y funciones. Desde las designaciones a dedo y armadas votaciones en tiempos del Caudillismo y la Autocracia, de la Democracia Limitada y de la Democracia Ampliada, no digamos de los gobiernos de facto y dictatoriales, nacionalistas, populistas y aparentemente democráticos, el fraude ha estado siempre a la orden del día.
Es decir, nunca, desde la fundación del Estado Ecuatoriano, los gobiernos han reflejado con fidelidad la voluntad ciudadana y, cuando se institucionalizó la función electoral como garantía al ejercicio de los derechos políticos mediante el sufragio, en la práctica resultó una ficción; solamente se tecnificaron los procedimientos tramposos para sortear la ley y, en nombre de la democracia, continuaron imponiéndose las voluntades de los pocos que ostentan el poder sobre la mayoría.
Hasta hoy, el estado democrático de derechos ha sido una mera expectativa. Las clases dominantes en la sociedad, no han descuidado de ampliar permanentemente su poder económico y político. Han dirigido la economía del país en razón prioritaria a sus intereses. Abiertos a la “inversión extranjera”, entregaron y lo siguen haciendo, la explotación de las riquezas a empresas transnacionales, en nueva versión de continuidad de La Conquista y Colonialismo que no se ha detenido desde hace 528 años.
Las transformaciones que trajeron épocas más recientes al ritmo del desarrollo de los factores económicos, sociales, tecnológicos, de la producción y el consumo, cambiaron costumbres y realidades, valores sociales, morales, cívicos, educativos, comerciales, laborales, en circunstancias del desarrollo mundial capitalista y de las economías estatales dirigidas o capitalismo de estado. Sí; todas las circunstancias cambiaron y con ellas cambiaron las sociedades y las formas de vida. Pero no han cambiado las estructuras del poder y, por tanto, se han mantenido e incrementado todos los males como la acumulación de la riqueza en pocas manos, injusticias sociales, pérdida de recursos naturales, explotación y violencia contra las clases empobrecidas, xenofobia y pérdida de derechos individuales básicos y una larga lista que describe la miseria del pueblo ante la opulencia y privilegios de los ricos.
Una Arca abierta de petróleo en la Amazonía, arrasa con la vida de pueblos indígenas y destruyen las bases de sustentación de la vida en el planeta, biodiversidad, ciclos naturales, culturas humanas. Se cree que la Tierra ya ha llegado al punto crítico del “No Retorno”, que anuncia la debacle incontenible. Es el karma de los sistemas económicos del “desarrollo” mundial capitalista, parasitario de los recursos del planeta entre los que cuenta el recurso humano, al que se le explota sin límite hasta el agotamiento de su energía sangre.
Por su afán contrario al de la naturaleza, al momento es un sistema resquebrajado y disminuye su aliento cada vez. Los últimos estertores del capitalismo son visibles tanto como sus efectos apocalípticos del impacto sobre la integridad del planeta, cual si hubiese provocado un cambio precipitado de esta era geológica. El período geológico actual de la era cuaternaria, ya se le reconoce como el Antropoceno. Signos de la decadencia son también la violencia y degeneración moral en la sociedad. “Toda civilización lleva intrínseca la semilla de su descomposición” sentenciaba Moro en su Utopía. De una atenta observación de los hechos que se dan actualmente, se evidencia la forma como nos da alcance, implacable, el destino.
La degradación en el sistema político es total. Se han posesionado en los gobiernos, organizadas bandas de ladrones que, en sincronizado asalto, reforman leyes, sobornan a jueces, reciben comisiones personales, se apropian de los fondos de la nación y controlan en forma parcializada el proceso de elección de Presidente, Vicepresidente y legisladores, con el objeto de precautelar sus ilegítimos botines hechos a expensas de mucho dolor, trabajo y despojo de los demás ecuatorianos. No sin antes dar signos del uso de la violencia extrema a la que son capaces de recurrir en amedrentamiento de la ciudadanía.
Siempre han existido ladrones involucrados en la función pública, mas, la versión actual multifacética y organizada a base del soborno, el sicariato, la mafia y la represión, incrustada en todos los estamentos de gobierno, es inédita. Lo percibo como una muerte fatal de este estado que se asfixia en corrupción.
Para colmo de males, la manipulación de las elecciones Presidenciales del 7 de febrero del 2021 impidió un giro profundo de la política nacional, una verdadera esperanza truncada con mala fe. Si alguna puerta se vislumbraba para encontrar una salida digna a la crisis ética y política del país fue la que presentó Pachakutic y ésta se hubiese abierto para enriquecer la reconstrucción del país, a través de la participación ciudadana, consciente e integrada a sus responsabilidades cívicas y éticas. La manipulación del proceso, tras un descarado fraude, por ahora consolida a los mismos aún insatisfechos que pretenden terminar de succionar para sí, todas las riquezas del país.
La composición electoral de la ciudadanía ecuatoriana se ubicó en cuatro tendencias que han sido aproximadamente las mismas desde hace más de ochenta años. En términos actuales, con la innovadora participación del sector indígena como movimiento, estas tendencias fueron: una recalcitrante derecha parapetada en la candidatura de Lasso, una centro derecha representado por Hervas, un sector populista con la candidatura de Arauz y, una centro izquierda hacia la izquierda, representada políticamente por Pachakutik y socialmente por el movimiento indígena.
En la campaña electoral, el doctor Yaku Pérez, candidato presidencial por Pachacutk, tuvo una enorme aceptación por su representatividad y carisma, que sin mayor esfuerzo se imponía en forma simple y natural. Ante ciudadanos cansados de escuchar acerca de tantos y tantos robos asociados a la política, su figura como candidato daba confianza, pues era el único que hablaba de la honradez como norma y filosofía de vida. Pedía transparencia en todo porque se transformaba en arma temida por sus rivales. Llegó a exigir públicamente transparencia al CNE y sus miembros, igual, temieron.
Mientras los demás políticos hablan de su amor y de su apoyo al pueblo, Yaku es puebloe. En el periplo de su campaña no llegaba en hoteles y residencias lujosos, a veces dormía en casas de los anfitriones comunitarios. A veces en camas generales, si tenía que hacerlo, sin poner reparos; caminaba descalzo por el suburbio de Guayaquil, se desplazaba en una modesta bicicleta y en su trato con la gente no necesitaba fingir, alegraba con su saxo su propia campaña y no se empeñaba como sus rivales para que le crean que es del pueblo. Caminaba, hablaba y se vestía con sencillez. Fue su estilo que le dio votos sin costos de campaña. A propósito, ¿cuánto habrá gastado Lasso, Arauz y los demás candidatos para fingir humildad? Si poseer esa virtud era una forma de lograr adeptos, Yaku, sin esfuerzo aparecía humilde, diría que, hasta demasiadamente humilde. En cuanto a la defensa del medio ambiente, ninguno fue capaz de encarar los problemas con entereza porque, comprometidos en demasía, no lo pueden hacer. La política minera, el impulso al agro, combate a la corrupción y muchas otras esperanzas nacionales, el apoyo fue total a lo largo y ancho del país; quizá fue el caso del momento justo que se acopló a sus condiciones personales, y, sobre todo, cumplió la representación a él encomendada con sentido político, mucha dignidad y veracidad. Sobre todo, no era Yaku, sino era un símbolo de un movimiento más profundo que la historia misma, la que se encargó de desconocerlo y olvidarlo.
El acenso en las preferencias de los electores se volvió amenazante para sus oponentes, en tal forma que había que eliminar el escollo a toda costa. No fueron suficientes el uso de padrones inflados, sistemas electrónicos intervenidos, resoluciones parcializadas, apagones y colgamientos planificados, calificación y descalificación de candidaturas y más recursos ilegales que causaron el enjuiciamiento, por ahora suspendido, a cuatro miembros del CNE acusados de incorrecciones. Sin el mínimo sonrojo, con el mayor descaro, contando con cuadrillas entrenadas en alterar las votaciones del mayor número de sufragios y actas, desplegaron acciones de múltiple alteración, como rayar papeletas, agregar votos, romper papeletas de votación sufragadas y clasificadas por nombres de candidatos y, por el orden, tantas acciones premeditadas y alevosas, con el propósito de perjudicar a Yaku Pérez, pues, la segunda vuelta estaba reservada para los candidatos del pacto, no político, pues ambos son de derecha, sino el pacto de evitar mutuamente hacer fuego cerca de sus rabos de paja.
Inconforme con los resultados oficiales cambiantes y sospechosos de mal manejo, Yaku solicitó transparencia y denunció irregularidades observadas en el curso del proceso, especialmente en las provincias de Guayas y Manabí donde pidió la apertura y revisión de todas las actas de las Juntas receptoras del voto que son las que realizan el primer escrutinio de ánforas, al igual que un porcentaje de las mesas de siete provincias. Su denuncia sonaba a desafío a su rival que, en amor propio, aceptó sumarse al pedido ante el CNE. Pero sintió, seguramente que Yaku tenía razón y no dudó en retractarse con un venal pretexto. El cuento de las actas con inconsistencias, usadas para ganar tiempo y desvirtuar los resultados de segundo puesto para Yaku, según información dada por la Presidente del CNE, desvió en cierto modo la reapertura de las urnas, medida justa, convincente y democrática que se debía cumplir ante la ciudadanía, dada la necesidad de proceder con rectitud y estricto criterio cívico. A no ser que hubiera existido algo que ocultar, mucho más trascendental que las inconsistencias. Quizá el cuerpo de los delitos de lesa democracia: constancias del fraude. No, eso no se podía consentir. Mucha gente estaba, seguramente, implicada en ello. Una vez más, la temida transparencia no tenía cabida en los procedimientos electorales del CNE de turno, ejemplo de lo peor. Sobre todo, del descaro para con el lenguaje de las leguleyadas, soslayar la verdad, la dignidad, la ética de la función que desempeñan; pobres seres, espíritus incapaces de conocer la honradez.
Esperaba que la reacción fuera masiva para exigir al CNE que muestre las actas, me han dicho que con el sistema electrónico es cuestión de pocas horas. ¿Cómo dejar otra nueva incógnita en la historia? Un procedimiento honrado no requiere ni de petición para enseñar las fuentes de la voluntad ciudadana que debe ser celosamente respetada. Los electores no podemos convertirnos en instrumento de irrespeto a nuestros derechos fundamentales individuales y colectivos. El asunto ya no es el candidato, es la participación garantizada por la Constitución, mi derecho, mi libertad, mi decisión, nadie puede utilizar con fines ímprobos.
El fraude contra Yaku es una ratificación histórica de la marginación al indígena. Lamentablemente, hay una actitud pusilánime en los sectores de centro izquierda que, sin querer ni defender nada, su apagada indiferencia permite el avance de los inmorales.
Pachakutik, las organizaciones indígenas y Yaku Pérez, son grandes triunfadores, pues, en la primera participación indígena, autónoma, en la política nacional como integrantes del estado, del cual nunca antes formaron parte al no habérseles considerado en su nacimiento; ha demostrado la falta de transparencia, el incumplimiento de la palabra, la negación de la verdad, la explotación del prójimo; es decir, las falencias del sistema estatal de la corrupción que nos ha conducido a cero. Se antepone el planteamiento opuesto: no mentir, no robar, no ser ocioso, trabajar.
El voto nulo propuesto por Yaku, ratificado por todas las organizaciones indígenas y su brazo político Pachakutik, con el sentido ideológico que plantea, es un cierre al sistema caduco, antidemocrático, corrupto e involutivo que nos ha gobernado desde la independencia y la formación del estado, hasta esta pandémica época de quiebra en la salud, económica y ética de la estructura social de estos últimos doscientos años
Aunque los indígenas fueron usados como carne de cañón en las guerras que libraron realistas y republicanos, la independencia, en sí, no les importaba ni tomaron convicción por ninguno de los dos bandos, eran lo mismo, ambos los trataban como cosas o animales. En aquellas guerras de independencia los indígenas fueron pasivos, no les significaba nada esa disputa. Doscientos años después, en esta segunda vuelta electoral para presidente, no hay un significado diferente; la disputa Lasso- Arauz es tan lejana para los indígenas ecuatorianos como la de Realistas y Republicanos.
Lo valioso del movimiento indígena es su organización autónoma y auténtica. No requiere desarrollar fuerza alguna en contra de una realidad que le ha sido adversa desde siempre. Ese sistema de por sí caerá. Como dice Sun Tzu, hablando de la guerra, el resultado lógico se resume en la victoria de un ejército invencible sobre otro vulnerable y, recuerda que, nada se puede hacer para que el ejército enemigo sea vulnerable; pero todo podemos hacer para que nuestro ejército sea invencible. Cuando un ejército se vuelva invencible, sólo tiene que esperar que su enemigo se vuelva vulnerable.
Toca trabajar más aún en la organización para acrecentar la fortaleza moral y la unidad. Epoca para pensar con la mayor claridad posible en los hechos actuales, porque de ellos depende la construcción del futuro. El movimiento indígena, con su integración política en la conformación del estado ecuatoriano, ha dejado una bandera de esperanza alzada en el corazón. Mi voto será NULO, un buen comienzo de un nuevo ciclo!
Activista de la revolución de “Mayo del 68”. Jugador de Ajedrez y Go de competencia. Legislador por Azuay, Vicepresidente de la Comisión de Medio Ambiente, (1983). Co fundador activista y Director del grupo ecológico Tierra Viva (1985). Co fundador de Inti Uma (1992). Descubridor, diseñador y difusor de la cocina solar (1990-2020), miembro del Solar Cooker International (1990 -2020). Profesor del Colegio Benigno Malo (1968-2011), de la Universidad de Cuenca (1985-2011).