REFLEXIONES SOBRE LA CIUDAD, EL USO DEL ESPACIO PÚBLICO Y LA VIDA URBANA
La ciudad en la que vivimos
marca lo que somos y lo que podemos ser.
Joan Subirats
Michael Hardt y Antonio Negri señalaron que las ciudades son el nuevo punto de movilización sociopolítica, cuyo papel es análogo al que desempeñó la fábrica durante la época industrial. La ciudad representa ahora el “espacio de lo común” y, por consiguiente, la base territorial para la acción colectiva (Hardt y Negri, en Brenner, 2013). Dicho de otra manera, la ciudad es un territorio en disputa, que demanda el ejercicio de lo que Lefebvre denominó “derecho a la ciudad”, basado en el análisis del eje de poder y de actuación intencional de seres humanos sobre su mundo urbano.
Para Lefebvre, la ciudad es un sistema de signos y símbolos, es por ello que hoy en día las demandas de la sociedad en movimiento se materializan en el espacio público como una forma de apropiación. Los espacios públicos son “recuperados” para expresar sentires, opiniones, afectos y desafectos: La ciudad se convierte en un espacio de enunciación.
Símbolos, monumentos, y otros elementos son utilizados para la expresión de ciertos grupos y pensamientos, como hemos visto con el la pintura y hasta el derrocamiento de estatuas de la conquista y la colonia, cuya representatividad es cuestionada en los procesos de identificación cultural, generando una tensión étnica evidente entre lo que heredamos de la cultura occidental y lo que se reivindica de las culturas originarias, las mismas que en muchas ocasiones han quedado reducidas a exposición museográficas o académicas.
En el marco del turbulento proceso social económico, político y cultural que vivimos surgen nuevos símbolos, culturas e ideologías. Como dice Castells, los lugares o espacios urbanos son trincheras de identidad, de expresión de lo que soy, de lo que vivo, de lo que sé y de mi estilo de vida. En este marco, el derecho a la ciudad es más que un derecho de acceso a las obras, equipamientos y recursos de la ciudad, es también el derecho a la vida urbana en equidad y dignidad, a un entorno significante, al reconocimiento y respeto a la diversidad, a la igualdad de oportunidades, a la seguridad ciudadana, entre múltiples otros factores de la vida urbana.
El espacio público es también el territorio donde se manifiesta con más fuerza la crisis de la vida en la ciudad. Es uno de los ámbitos en que convergen y se expresan posturas y contradicciones sociales, culturales y políticas de una sociedad y de una época determinada. La preocupación por la seguridad del transitar y el estar en la calle, por la calidad del intercambio en paseos y parques, por la sociabilidad en barrios y plazas -en definitiva, el espacio público de la ciudad (Segovia & Neira, 2005)
El estudio y comprensión del espacio público, trasciende su determinación material o su condición jurídica de ser propiedad pública, en contraposición a la privada, sino por las posibilidades que presenta para su apropiación común, colectiva, dotando de sentido a la vida urbana con sus actividades diarias y la implementación de símbolos y significados que los sujetos impregnan en el espacio con su cultura política. En este sentido el espacio público ha ganado legitimidad como acto. La complejidad de la vida en la ciudad está atravesada por una serie de negociaciones y apropiaciones identitarias, performáticas y políticas que se manifiestan en nuestras aspiraciones de vida tanto personal como colectiva; el espacio público es el lugar del ejercicio político en donde se constituyen las identidades y prácticas sociales (Astudillo, 2016). El espacio está lleno de implicaciones e intencionalidades, los roles y relaciones que responden a una estructura de poder específica de la sociedad. El derecho a la ciudad apela a nuestra capacidad de incidencia sobre el espacio y sobre la calidad de las relaciones sociales, cambiando la arquitectura del espacio, el paisaje, las mentes y las emociones. Es urgente reconocer las pluralidades que coexisten en el espacio urbano, asumiendo la complejidad de las realidades diversas que en ella se relacionan. Necesitamos entender de mejor manera el ejercicio del derecho a la ciudad en el espacio público, y, por tanto, esta relación intrínseca entre la existencia material y simbólica de la ciudad.
Ex directora y docente de Sociología de la Universidad de Cuenca. Master en Psicología Organizacional por la Universidad Católica de Lovaina-Bélgica. Master en investigación Social Participativa por la Universidad Complutense de Madrid. Activista por la defensa de los derechos colectivos, Miembro del colectivo ciudadano “Cuenca ciudad para vivir”, y del Cabildo por la Defensa del Agua. Investigadora en temas de Derecho a la ciudad, Sociología Urbana, Sociología Política y Género.