SÍ HAY QUE CRECER EN ALTURA, PERO NO TANTO
Con los impactos negativos ambientales, sociales y económicos que produce la expansión de la ciudad hacia las zonas rurales, los cuales han sido vastamente demostrados, se ha visto la necesidad de que la ciudad empiece a ser más densa dentro de su límite urbano. Con “más densa” nos referimos a que un mayor número de personas viva en un área determinada; a manera de ejemplo, en ciudades europeas se ha llegado a recomendar hasta 250 habitantes por hectárea, mientras que en Cuenca el promedio actual es de apenas 47 habitantes por hectárea.
Esta necesidad de “densificar” más la ciudad, lleva inevitablemente a plantear la estrategia de crecer en altura, como una posible solución. Pero, ¿será entonces que debemos llegar a imágenes como la que se indica en la fotografía 1? ¿Es acaso esa la ciudad que queremos?
Supongo que la respuesta del lector debe ser similar a la mía: “¡no, esa no es la ciudad que queremos!”. Hay varios riesgos científicamente demostrados del crecimiento exagerado en altura: problemas de energía, falta de flexibilidad, falta de soleamiento a la calle y a las unidades habitacionales, vientos provocados por el efecto cañón, inclusive hay quienes han demostrado que aumenta la percepción de inseguridad. Además, de acuerdo a Jan Gehl, quien ha estudiado la vida urbana en relación a la arquitectura, a partir del 5to piso se pierde la conexión con la vereda; por ende, el ciudadano que habita a partir del 5to piso ya no “forma parte de la vida urbana”. Al no formar parte de la vida urbana, deja de importarle lo que suceda en la vereda, perdiéndose así el sentido de pertenencia y la vida de barrio.
Por ello, la sugerencia, no solo mía, sino de muchos urbanistas alrededor del mundo, es que hay que crecer hasta un máximo de 5-6 pisos, esto nos permite aumentar densidad sin llegar a efectos ambientales negativos. Es otras palabras, podemos evitar que la ciudad se expanda de manera horizontal hacia las zonas rurales, pero sin disminuir la calidad de vida dentro del área urbana.
Doctora en Arquitectura y Estudios Urbanos de la Universidad Católica de Chile. Máster en Arquitectura por la Universidad de Kansas-EEUU. Docente/investigadora en la Escuela de Arquitectura de la Universidad del Azuay desde el año 2009. Coordinadora de Investigaciones de la Facultad y Directora de la Maestría de Arquitectura. Docente en diferentes módulos de posgrado a nivel nacional. Ha sido Secretaria de Movilidad y Directora de Planificación del Municipio de Cuenca. Sus trabajos de investigación, publicaciones y ponencias se centran en la ciudad con un énfasis en la movilidad y el transporte.